ANUARIO COTEC 2021
CAP II
LA CONVERSACIÓN
P 205
“Yo sería más drástica, pero si pudiésemos tener todo en economía circular y que todo fuera reutilizable al máximo creo que estaríamos en un buen camino”.
para los pájaros, la gente recicla y la crisis climática está en la cabeza de todos”, explica.
“A mí me parece útil y factible”, responde Koro. “Es realista conseguir menos demanda de recursos cambiando ligeramente nuestros modelos de consumo. Yo sería más drástica, pero si pudiésemos tener todo en economía circular y que todo fuera reutilizable al máximo creo que estaríamos en un buen camino”. A Pati también le parece la senda más realista: “Creo que si se invierte dinero y esfuerzo suficiente se evitarían muchos costes y líneas de producción. Quizás no es el fin, pero sí un punto intermedio”. Una postura que también suscribe Rodrigo. Sin embargo, el concepto de economía circular causa a Manuela cierto desasosiego. “Vale, es una herramienta útil y realista, pero es un arma de doble filo, porque permanece la idea de que todo es reciclable y, por tanto, es posible seguir consumiendo hasta el infinito. Sigue la idea de que las cosas no se agotan. Insistiría en que es solo un paso intermedio para llegar a la solución, que para mí es el decrecimiento en la producción y poner fin a un modelo de crecimiento exponencial, porque los recursos se agotan”. Luego precisa: “No estoy diciendo que haya que volver a las cavernas, ni mucho menos, ni que la gente no se compre ropa nunca jamás o no se duche, pero hay que ir a un modelo de decrecimiento, el sistema actual es contrario a la vida, por mucho que reciclemos”. Estos cuatro jóvenes activistas se mueven entre el pesimismo a secas y el pesimismo informado. Rodrigo es el único que ve el vaso medio lleno. Su actividad, fuera del mundo asociativo, más a pie de calle, le hace confiar en esa generación de mayores, con hábitos muy arraigados, pero que, según su experiencia, es posible cambiar. “En el pueblo hemos conseguido volver a plantar especies autóctonas, hemos construido casas
A Manuela le cuesta mostrarse optimista porque, dice, “a los que tienen poder les cuesta creérselo”. “Si te lees la Ley del Cambio Climático que se está tramitando, te dan ganas de reír o de llorar. Sin embargo, con la pandemia se ha demostrado que cuando la economía y la sociedad se juntan se pueden conseguir avances importantes, y quizás sea eso lo que nos falta, que todos estén implicados. Como dijo una vez Greta Thumberg: “Tendré esperanza cuando los gobiernos actúen”. “Yo sí tengo esperanzas de cambio, porque si no, me hundo”, tercia Pati. “Creo que estamos evolucionando del blanco y negro de antes, cuando nos movíamos entre la utopía absoluta y el escepticismo, a una gama de grises. La gente está despertando despacio. Y creo que está muy bien exigir, salir a la calle y manifestarnos, pero también reconocer lo que estamos consiguiendo, aunque ahora, por la pandemia, haya amainado la visibilidad del movimiento”. Los que conocen a Koro, dice ella, la tienen por una pesimista de la causa ambiental, y ella misma se define como tal. “Al final siempre dudas: ¿estamos a tiempo o ya llegamos tarde?, ¿podemos hacer algo o ya estamos en la extinción masiva de especies? Yo propongo una tercera pregunta: ¿Y si sí llegamos?”. Koro cierra la conversación con un texto de Eduardo Galeano que la joven define como su guion para avanzar en la vida: “Ella está en el horizonte (…) Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar”.
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