o la emergencia haya disminuido”. La respuesta de emergencia significa asegurar el mero acceso a la educa- ción, mientras que la educación online implica la planificación y el diseño de experiencias de enseñanza y aprendi - zaje en línea. Y la crisis actual no deja tiempo ni espacio para ese diseño. La edad de los alumnos es clave para entender qué podemos esperar de este periodo de aprendizaje online. Las interacciones docente-alumno y los procesos de aprendizaje que deri- van de ella difieren enormemente por edad y nivel educativo: mientras que, en Primaria, muchos aprendizajes se producen a partir de experiencias edu - cativas físicas y sociales entre alumnos y docente-alumno, en etapas posterio- res resulta más sencillo que gran parte de ellas puedan ser reproducidas en entornos de enseñanza con un formato más académico. En el caso de España, esta diferenciación es aún más fuer- te por la dicotomía de enfoques de enseñanza que todavía persiste entre Primaria y ESO: al ser la segunda muy orientada a un modelo más enciclopé- dico (currículum extenso y prescripti - vo, formato de enseñanza), el rol del docente como guía y facilitador tiene un papel menos relevante en el apren- dizaje, algo que, aun siendo un reto en el medio plazo, a corto plazo puede suponer una ventaja. Esta reflexión nos debe hacer pensar que el impacto
del cierre de escuelas puede ser mayor en edades más tempranas, algo que tiene importantes implicaciones sobre la eficiencia y equidad del sistema educativo, al tratarse de etapas clave en el desarrollo de competencias y capacidades de los alumnos.
esta situación atípica no puede caer en dinámicas que penalicen a los alum- nos, y por tanto la evaluación debe ser mayoritariamente positiva y no estar condicionada al periodo de cierre de escuelas (salvo cuando los alumnos muestren importantes progresos res- pecto a los dos trimestres anteriores). De otro modo, aumentará la tasa de repetición de manera drástica, agra- vando un fenómeno que es ya de por sí muy problemático en nuestro país. Por su parte, la evaluación de final de etapa y titulación de ESO, FP y Bachi- llerato (EVAU) requiere otra mirada para abordar una situación en la que, si el periodo de cierre de escuelas se alargara, la evaluación no podría lle- varse a cabo con los procedimientos e instrumentos habituales.
1. Fuente: https://www.worldbank.org/en/data/ interactive/2020/03/24/world-bank-education-and- covid-19 (datos a fecha de 31 de marzo, 2020). 2. Ver el metaanálisis de Cooper et al. (1996) y la revisión de Gromada y Shewbridge (2016). 3. https://www.comunidad.madrid/ noticias/2020/03/30/90-alumnos-bachillerato- comunidad-madrid-cumple-trabajos-online 4. Goodman et al. (2019); Loeb (2020). 5. Means et al. (2009).
C.
¿Y qué hacemos con la evaluación? El final de curso nos obliga a pensar en la evaluación de manera distinta. La coincidencia en el tiempo entre el cierre de escuelas y el tercer trimestre está forzando a que en el corto plazo esto sea la principal preocupación para alumnos, familias, docentes y administraciones. Esto es especial- mente importante en un país donde la evaluación y calificación tienen un peso muy importante en la manera en que entendemos la escuela, donde “aprobar” sigue teniendo más peso que “aprender”. Nuestra preocupación es por tanto pensar y decidir en poco tiempo cómo se va a evaluar el final del curso y qué decisiones de promo- ción o repetición se van a tomar. Pero
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