Los robots para el cuidado de mayores
Este tipo de formación ocupa un lugar trascendental en el marco de la política de empleo porque es ante todo una forma de preservar la tutela de la profesionalidad del trabajador, desde una visión estática, como forma de evitar que aquél sufra un menoscabo en la misma a partir de la imposición de límites a los cambios impues- tos por el empresario en su clasificación profesional, movilidad funcional etc., pero también desde una visión más dinámica de la profesionalidad, como cauce de ade- cuación de competencias y la adquisición de nuevos conocimientos en función de las necesidades organizativas. Esto último resulta crucial en la actualidad al con- cederse un papel importante a la formación en la adecuación de las capacidades profesionales de los trabajadores para evitar que vayan quedando obsoletas por las transformaciones de los sistemas productivos. Por tanto, es necesario medidas de formación para el empleo, para facilitar el acceso al empleo de los que aún no lo tie- nen o lo han perdido. Los parados no cualificados tienen mayores probabilidades de convertirse en parados de larga duración; la falta de formación produce, en definiti- va, desgraciados efectos de exclusión laboral y social. Esta es la formación relacionada con la carencia de conocimientos de los ciuda- danos que tratan de insertarse y, en su caso, reinsertarse en el mercado de trabajo. También en este caso la formación opera como un elemento crucial de acceso a un empleo ya que se parte de la realidad constatada de la existencia de un des- ajuste entre las competencias que los trabajadores ofertan y las requeridas en los distintos puestos de trabajo. Este es el principal desafío que tiene (y ha tenido), de forma específica, la formación profesional, esto es, la de ofrecer el aprendizaje de las competencias que requiere el mercado de trabajo, incluyendo las necesidades de cuali cación de los trabajadores y de todas las organizaciones públicas y priva- das que desarrollan actividades que tienen una dimensión económica. Junto a la perspectiva de la formación vinculada a las necesidades de los trabajado- res, conviene poner el acento en las implicaciones de la misma para las empresas. En este caso, se suele subrayar como una mayor y mejor formación redunda en una mejora de la rentabilidad y eficacia empresarial. Ello convierte a la formación en un potente instrumento de acceso y mantenimiento del empleo en manos del emplea- dor. No es de extrañar esta concepción prioritaria que se le concede a la formación desde el ámbito empresarial toda vez que son los propios interlocutores sociales, entre ellos las asociaciones empresariales, los que se han encargado de impulsar la formación profesional con anterioridad a las medidas legislativas adoptadas.
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