COMPETENCIAS DIGITALES Y COLECTIVOS EN RIESGO DE EXCLUSIÓN EN ESPAÑA
7.2. Reflexiones finales
• Del resto de variables de control utilizadas para explicar la probabilidad de alcanzar un
determinado nivel de competencia digital, destaca el efecto marginal de utilizar Internet todos los días (un 17,3 % más de probabilidad de tener habilidades avanzadas frente a los que no usan Internet a diario), efecto que supera a tener confianza en la red en 2020 (de un 5,4 % más de probabilidad de tener habilidades digitales avanzadas frente a los que tienen poca o ninguna confianza en Internet).
El análisis realizado muestra que de los determinantes del nivel de habilidades digitales de la población, el más importante desde el punto de vista del efecto marginal que tiene sobre la probabilidad de alcanzar un determinado nivel de habilidad es la educación, por lo que es en este terreno en el que deberían priorizarse las medidas a adoptar para garantizar igualdad de oportunidades en el acceso a los beneficios de la digitalización. El hecho de que una persona alcance un nivel de estudios medios frente a básicos, implica aumentar un 1,7 % y un 17,6 % la probabilidad de alcanzar un nivel de habilidad básico y avanzado, respectivamente. Por tanto, para alcanzar un mayor nivel de competencias, es fundamental mejorar el nivel educativo de la población. Al igual que la evidencia empírica nos enseña en el terreno de la productividad y el mercado laboral la importancia que tiene el capital humano, también en las habilidades digitales la inversión en educación es la más rentable de todas. Además de la inversión en educación, si en España queremos reducir la brecha digital es necesario priorizar iniciativas en colectivos determinados de la población, que además son los más vulnerables, como es el caso de los más mayores (la población de 55 a 74 años representa en 2020 un 31,2 % de los que tienen entre 16 y 74 años). Manteniendo todo lo demás constante, tener más de 55 años supone un 23,1 % más de probabilidad de tener habilidades digitales solo bajas o no tenerlas que los más jóvenes (un 11,4 % en relación a las personas de 35 a 54 años), por lo que si las políticas de formación también alcanzan a este colectivo de mayores (con cursos específicos a ellos adaptados), los beneficios marginales son mayores.
«Efecto COVID»
• 2020 es un año marcado por el estallido de una crisis económica muy intensa como consecuencia de las restricciones impuestas a la actividad económica para hacer frente a la pandemia de la COVID-19. Si bien de forma genérica el aumento del uso de Internet en 2020 no puede atribuirse a la COVID ya que la intensidad de crecimiento de ese uso no es mayor que el de 2019 —es por tanto continuidad de una tendencia creciente iniciada años anteriores—, sí hay tareas concretas para las que se utiliza Internet en las que la reacción a la crisis de la COVID-19 ha actuado de catalizador. Es el caso concreto de la interacción en las redes sociales, la utilización de la banca online , la docencia a distancia y las relaciones con las AA. PP. El crecimiento en 2020 es generalizado en todos los colectivos analizados. No obstante, en general el impacto de las características socioeconómicas analizadas sobre la probabilidad de tener al menos habilidades digitales básicas (efectos marginales) no es muy diferente si comparamos su efecto en 2019 y 2020 por sexo, nacionalidad, niveles de estudios, entre los ocupados y parados frente a los inactivos, en los tramos centrales de ingresos, en el uso diario de Internet y por tamaño del municipio de residencia.
Hay que tener en cuenta que un 42 % de la población entre 16 y 74 años tiene estudios
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