Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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consideró que la capacidad del bebé para pensar y gestionar la experiencia depende de la relación con la función alfa de otro ser humano, es decir, la madre. Desde la corriente de la filosofía kantiana, Bion consideró que el hecho de pensar nace para lidiar con los pensamientos, que el pensamiento es un desarrollo impuesto a la psique por la presión de la experiencia y no al revés. Bion creía que, por su necesidad de sobrevivir, el bebé tiene una expectativa incorporada (una pre-concepción ) de la existencia de un pecho que lo satisfaga, y cuando experimenta tal satisfacción, tanto física como emocionalmente (una realización ) este empieza a construir un concepto todavía sin nombre (una concepción ), que se convierte en la base para un desarrollo saludable. Como es inevitable que el bebé experimente angustia, su capacidad de tolerar la frustración facilitará el desarrollo de su capacidad para “pensar”, lo que a su vez ayudará al bebé a gestionar la frustración. Este proceso depende de la habilidad de la madre para “contener” las proyecciones de “dolor y angustia” del bebé dentro de sí. (Ver entradas CONTENCIÓN: CONTINENTE-CONTENIDO) En el mejor de los casos, las personalidades de la madre y el bebé son capaces de adaptarse entre sí, de manera que el bebé, con su rudimentario sentido de la realidad, es capaz de producir comportamientos razonablemente calculados para despertar en la madre los sentimientos de los que se quiere despojar. La madre, entonces, puede procesar esos sentimientos, durante lo que Bion llama su sojourn (o “permanencia”) en ella, devolviéndolos al bebé en forma digerible por medio de sus cuidados. Su capacidad para “contener” el material tóxico proyectado sobre ella depende de su capacidad de reverie (o “ensoñación”), es decir, su capacidad para “pensar” o “soñar” sobre el sujeto que se proyecta. La ensoñación es un factor de la función alfa de la madre (Bion, 1962b), y es la experiencia repetida de este proceso por parte del niño lo que le permite desarrollar pensamientos y una mente pensante capaz de gestionar la angustia emocional. Por otro lado, se puede dar una situación contrastante, cuando la pre-concepción del bebé de un pecho satisfactorio se ve repetidamente frustrada con una realización negativa (es decir, privación), lo que llega a formar un objeto malo (ausencia de pecho). Si la madre es incapaz de recibir y contener las proyecciones negativas y defensivas del bebé, o si el bebé tiene poca tolerancia a la frustración, el objeto malo, apto solo para la evacuación (identificación proyectiva de Klein) no desaparecerá. Para Bion, las maneras en que la madre y el bebé gestionan estas identificaciones proyectivas determinarán la capacidad del niño para regular el afecto y mantener el funcionamiento óptimo del yo. El modelo conceptual de Bion ha tenido vastas implicaciones para el proceso psicoanalítico y para nuestra comprensión y uso de la contratransferencia en el encuadre clínico. Volviendo a Melanie Klein, ella describió, como se mencionó anteriormente, que la identificación proyectiva estaba estrechamente vinculada al conjunto primario de defensas. De esta manera, abrió la puerta a la exploración del campo de las relaciones

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