Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

Volver a la tabla de contenido

madre porque me va a matar”; o, “esto la va a matar”. Si el propio bebé se usa como contenedor de las proyecciones violentas de su madre, puede verse como malvado y transformarse en el contenedor de la violencia de su madre durante la depresión o psicosis postparto. Esta madre perturbada puede llegar a creer que “el bebé necesita ser bautizado”, es decir, ahogado en una bañera, para “salvarlo a él y al mundo del mal”. Apprey propone que las intervenciones psicoanalíticas, informadas por una comprensión de estos procesos transgeneracionales, pueden transformar las identificaciones proyectivas destructivas en intercambios empáticos con su bebé. Judith Mitrani (1993) delineó las maneras en que las deficiencias en el objeto continente o en la capacidad del bebé para usar un objeto continente pueden precipitar una variedad de respuestas patológicas. Las severas limitaciones en la capacidad de rêverie (o ensoñación) de la madre (posiblemente debido a temores de que la tomen, la penetren, absorban o lastimen) pueden ocasionar que le devuelvan al bebé temores no modificados. Este rechazo de la angustia del bebé puede llevar a proyecciones masivas de partes de su sí mismo infantil e indefenso, en la búsqueda frenética de un objeto que la contenga, lo que, a su vez, puede restringir el desarrollo de una mente capaz de pensar y modificar la experiencia. La experiencia sensorial a la que se le niega un aparato psíquico materno no puede transformarse en alimento para la reflexión y permanece apta sólo para la evacuación. De manera similar, las limitaciones en la función alfa de la madre (tal vez debido a la incapacidad de la madre para tolerar el dolor del bebé y/o el suyo propio, los miedos a la muerte y la destrucción, y/o la incapacidad de mentalizar el temor primitivo y doloroso) pueden dar lugar a que el bebé no sólo reintroyecte sus propios miedos no modificados, sino también los miedos de su madre. Peor aún, si la función alfa no sólo se ausenta, sino que en realidad se encuentra invertida, en el caso de un objeto que “despiensa”, malinterpreta o elabora mentiras y alucinaciones al servicio de la evasión (Meltzer, 1975), las proyecciones del bebé pueden perder el poco significado que puedan tener y ser devueltas como temores sin nombre (Bion). Finalmente, las madres que temen la separación o la pérdida de una parte de sí mismas en la identificación con su bebé puede que no sean capaces de devolver lo proyectado. Winnicott (1971, p. 114) describe esto como el fracaso en el “reflejo” de una madre deprimida. Mitrani (1993) propone que, en algunos casos, puede prevalecer una depresión de agujero negro en la madre. La “falta de vida” de esta madre puede absorber toda la vitalidad del bebé, absorbiendo o tragando la dinámica del bebé a través de proyecciones dolorosas, sin eco; de retroceso o reflexión, que dejan al bebé con una experiencia de agotamiento y vacío. Observa que esta experiencia, de lo que ella llama una madre absorbente, podría resultar en una disminución de la identificación proyectiva normal como medio de comunicación con la madre en un intento, por parte del bebé, de preservar su sí mismo naciente. Adicionalmente, las madres pueden reflejar de vuelta sobre su bebé elementos más aterradores e impensables que los proyectados originalmente, lo que da como resultado que el bebé pierda la habilidad de utilizar una madre contenedora adecuada. En este caso, se restringen las actividades proyectivas e introyectivas normales y se trunca el desarrollo de un aparato para la mentación.

191

Made with FlippingBook - Online magazine maker