Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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En todos los casos mencionados, los objetos obstinados, absorbentes e irreflexivos involucrados en una experiencia contenedora deficiente pueden conducir a proyecciones masivas inmodificables, a una búsqueda insaciable de un santuario materno o a la inhibición o atrofia de las funciones proyectivas e introyectivas. Como consecuencia, es posible que no se desarrolle una mente para pensar, o incluso los propios pensamientos. Donnel B. Stern , un analista interpersonal especialmente influenciado por el trabajo de Sullivan y Levenson, señala que la interacción analítica implica un intercambio constante de aspectos conscientes e inconscientes del analista y el paciente. En este proceso, las identificaciones proyectivas están integradas en la interacción y el proceso es bidireccional y fluido. En su modelo, los papeles del paciente y el analista son recíprocos. Stern estudia la díada analítica desde el punto de vista de “la interpersonalización de la disociación”, redescribiendo la identificación proyectiva como una forma de “ enactment disociativo” que puede describirse como “la atribución de las partes disociadas de uno al otro, a quien uno entonces trata como parte ajena, disociada de uno mismo” (Stern, 2011). El trabajo de Philip Bromberg (Bromberg, 1998, 2006, 2011) se centra en el encuadre analítico, el cual entiende como un campo complejo de proyecciones e introyecciones que el paciente puede procesar y reclamar como experiencia propia de su sí mismo disociado. Bromberg describe el proceso por el cual los estados disociados del sí mismo en el paciente desencadenan estados semejantes en el analista mediante un intercambio inconsciente que después será descodificado por los participantes. Lo que comparten el enfoque relacional del enactment y la identificación proyectiva bioniana es que, para cada uno, el efecto terapéutico se consigue mediante la transformación de la experiencia “en bruto”. Esta experiencia no puede usarse para generar significado (elementos beta de Bion [1962, 1963]), pero se transforma en una forma que puede ser pensada tanto por el paciente como por el analista (elementos alfa de Bion) (Stern, 2011). Un elemento que distingue las teorías de campo de Baranger y Ferro (ver más abajo) de las de Bromberg y Stern es que, como interpersonalistas, ponen más énfasis en la separación del paciente y el analista como copartícipes del proceso. Tanto Stern como Bromberg también ponen un gran énfasis en lo que está pasando realmente entre el paciente y el analista, y sitúan la exploración de estas interacciones y sus posibles significados (es decir, el procesamiento de las identificaciones proyectivas) en el centro del proceso analítico. II. C. Contribuciones y desarrollos en América Latina Las ideas de M. Klein tuvieron una gran aceptación en Argentina en las décadas de 1950 y 1960 y, desde ahí, se expandieron por Latinoamérica donde siguieron desarrollándose. Fueron utilizadas de forma creativa, generando nuevos puntos de vista que enriquecieron las ideas originales de M. Klein y sus seguidores.

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