Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Se considera que las contribuciones de Heinrich Racker (1910-1961), Willy y Madeleine Baranger, León Grinberg, Enrique Pichon Riviere, Arminda Aberastury, José Bleger, Ángel Garma, Marie Langer, son las más originales en el campo de la identificación proyectiva de esta región. Como la identificación proyectiva es a menudo la única manera que tienen los pacientes de comunicar contenidos mentales que son demasiado dolorosos para ser articulados, la recepción y la comprensión de las proyecciones del paciente es una herramienta indispensable en el trabajo con casos difíciles. El analista argentino Heinrich Racker, en su obra principal sobre la contratransferencia, describió las identificaciones concordantes y complementarias como partes intrínsecas de la relación terapéutica. En una identificación concordante , el analista usa aspectos de sí mismo/a para encontrar una manera de comprender los caminos y significados de los conflictos internos del paciente, un proceso que a menudo se denomina empatía. Al mismo tiempo, el proceso de comprender sus identificaciones complementarias inconscientes le permite averiguar qué objeto interno del paciente está representando en la transferencia, en el hic et nunc de la sesión analítica, a menudo uno que ha sido negado y proyectado en forma de identificación proyectiva (Racker, 1953, 1957). Desde esta visión ampliada, la contratransferencia informada por la identificación proyectiva se convierte en una herramienta indispensable mediante la cual el analista puede comprender mejor el mundo objetual del paciente. El analista puede entonces usar esa experiencia para ayudar a procesar a tiempo y devolver una forma modificada de la proyección como hace una madre con su bebé. Bion describe este proceso como ayudar al paciente a desarrollar la capacidad de función alfa, es decir, la capacidad para pensar. (Ver entrada CONTRATRANSFERENCIA). Para Racker, las identificaciones complementarias incluían los aspectos activadores del inconsciente del analista por parte del paciente. Su colega argentino, León Grinberg (1956, 1979), desarrolló el concepto de “contraidentificación proyectiva” para describir encuentros clínicos con el objetivo de definir “…una serie de perturbaciones introducidas en la técnica psicoanalítica debido al protagonismo excesivo de las identificaciones proyectivas en el analizando, dando lugar a una respuesta específica en el analista […] por la cual el analista se ‘ve llevado’ pasivamente a desempeñar el papel que, en forma activa, aunque inconsciente, el analizando ‘forzó’ dentro de él.” (1956, p.507). En uno de sus trabajos sobre este tema, Grinberg (1979) discutió la diferencia entre la noción de contratransferencia complementaria de Racker (Racker, 1953) y su propia idea de contraidentificación proyectiva. Consideró que el concepto de Racker derivaba de la identificación del analista con algunos objetos internos del paciente sentidos como objetos de su propio pasado infantil. La respuesta emocional del analista se basaba, por tanto, en sus propias angustias y conflictos con objetos internos similares a los del analizando. Por otro lado, en la contraidentificación proyectiva

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