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mutuamente transformadores de los compromisos en el desarrollo temprano, así como durante el diálogo psicoanalítico. Si bien no existe una definición de intersubjetividad en el último diccionario psicoanalítico de América Latina (Borensztejn 2014), las entradas relacionadas con el campo psicoanalítico, la comunicación inconsciente y la teoría de la comunicación reflejan aspectos similares de la interactividad intersubjetiva. Las definiciones contemporáneas del pensamiento intersubjetivo francés (Tessier 2014a, b) enfatizan el “sujeto inconsciente” y su formación en relación con “el otro real”, sujeto y objeto. La presente entrada incluye el planteamiento de la intersubjetividad como una orientación psicoanalítica dominante, que ocupa un lugar cada vez más prominente dentro del pensamiento y el trabajo psicoanalítico, presente de varias formas en todo el espectro de las orientaciones psicoanalíticas.
II. CONTEXTO FILOSÓFICO, SOCIOHISTÓRICO, TEÓRICO Y CLÍNICO
II. A. La intersubjetividad en la filosofía Las ideas sobre la intersubjetividad se han ido formando gradualmente a través de distintas disciplinas y autores. Inicialmente, en la filosofía de hace cuatro siglos, surgió como una reacción a la subjetividad autosuficiente de Descartes. Dos siglos más tarde, la fenomenología de la mente de Hegel planteaba el surgimiento de una autoconsciencia de la intersubjetividad más rudimentaria. En la fenomenología de Edmund Husserl, contemporáneo de Freud, la intersubjetividad se convirtió en el núcleo de su indagación filosófica. Desde el dualismo mente-cuerpo de René Descartes (1596-1660), la cuestión de la subjetividad ha sido una de las principales preocupaciones de la filosofía occidental. La subjetividad cartesiana parte de la existencia de una mente aislada, que solo puede estar segura de su propia existencia, su propio pensamiento y autoconciencia. Descartes inventó el concepto de sujeto como una mónada autosuficiente, fuera de la cual todo lo demás es cuestionable. Pasaron doscientos años antes de que Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-1831) presentara una alternativa factible a esta noción. Para Hegel, el principal requerimiento para la subjetividad o la autoconciencia es el encuentro con el otro. En su dialéctica del amo y el esclavo, la autoconciencia surge de la lucha entre dos individuos que se dan cuenta de que dependen el uno del otro: sin este reconocimiento mutuo, ninguno de los dos puede adquirir una autoconciencia satisfactoria. Este planteamiento da un vuelco al solipsismo cartesiano: se pasa del modelo de una persona a la díada hegeliana de dos personas. Edmund Husserl (1859-1938), fundador de la “fenomenología trascendental”, abordó la pregunta clave de la intersubjetividad: ¿cómo logra el individuo adquirir conciencia
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