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pensamientos. Freud estableció la hipótesis –que más tarde confirmó– de que “todo cuanto al paciente se le ocurría acerca de un determinado punto de partida se hallaba por fuerza en íntima trabazón con este…” (1923a, p. 238 [234]). De ahí la técnica de “educar” al paciente, “para que renunciase a todas sus actitudes críticas, y de aplicar el material de ocurrencias así traído a la luz para el descubrimiento de los nexos buscados.” (1923a, p. 238 [234]). Termina la sección sobre la “asociación libre” con la afirmación de que “[e]n el vuelco hacia esa técnica, destinada a sustituir a la hipnosis, desempeñó sin duda un papel la sólida confianza en la existencia de un rígido determinismo dentro de lo anímico.” (ibid., p. 238 [234]). En el párrafo siguiente del artículo, afirma que el procedimiento de la “asociación libre” constituye la “regla técnica fundamental del psicoanálisis”. Y vuelve a expresar lo que ya había formulado en trabajos anteriores: “El tratamiento se inicia exhortando al paciente a que se ponga en la situación de un atento y desapasionado observador de sí mismo, a que espigue únicamente en la superficie de su conciencia y se obligue, por una parte, a la sinceridad más total, y por la otra a no excluir de la comunicación ocurrencia alguna, por más que: 1) la sienta asaz desagradable, 2) no pueda menos que juzgarla disparatada, 3) la considere demasiado nimia, o 4) piense que no viene al caso respecto de lo que se busca. Por lo general, se revela que justamente aquellas ocurrencias que provocan las censuras que acabamos de mencionar poseen particular valor para el descubrimiento de lo olvidado.” (1923, p. 238 [234]). En “Breve informe sobre el psicoanálisis”, Freud (1924) formula el método de la asociación libre de la siguiente forma, subrayando que el hecho de acceder al inconsciente requiere tantear la superficie consciente: “…Freud…comprometía a los enfermos a renunciar a toda reflexión consciente y entregarse, en calma concentración, a perseguir sus ocurrencias [ Einfällt ] espontáneas (involuntarias) –a ‘tantear la superficie de su conciencia’–. Debían comunicar al médico estas ocurrencias aunque tuvieran objeciones contra ellas, como, por ejemplo, que el pensamiento era demasiado desagradable, demasiado disparatado o carente de importancia, o que no venía al caso.” (1924, p. 195 [207]; cursiva original en alemán añadida). Freud luego argumenta explícitamente el carácter de privación de libertad de la regla fundamental, “…la llamada ‘asociación libre’ en realidad demostraría ser no libre, pues tras la sofocación de todos los propósitos de pensamiento consciente saldría a la luz una determinación de las ocurrencias por parte del material inconsciente. La experiencia justificó esta expectativa.” (1924, p. 195 [207]; énfasis añadido).
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