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…Hacemos la experiencia de que el yo sigue hallando dificultades para deshacer las represiones aun después que se formó el designio de resignar sus resistencias, y llamamos ‘reelaboración’ [ working through ] a [esta] fase… tras cancelar la resistencia yoica, es preciso superar todavía el poder de la compulsión de repetición, la atracción de los arquetipos inconscientes sobre el proceso pulsional reprimido…” (Freud 1926, p. 159 [149]). En 1931, en su “Carta a Stefan Zweig”, Freud resumió la asociación libre como “la contribución técnica más importante hecha por el psicoanálisis” (1931, p. 403). En “Presentación autobiográfica” (1925b), Freud relata el alejamiento de su enfoque inicial de superar la resistencia del paciente mediante la insistencia y el estímulo, y da un ejemplo de instrucción para la asociación libre como decir “lo que se le pase por la cabeza”, sin control consciente, suspendiendo las “objeciones críticas”: “Se la reemplazó entonces por otro método, que en cierto sentido era su opuesto. En vez de impulsar al paciente a decir algo sobre un tema determinado, ahora se lo exhortaba a abandonarse a la ‘asociación’ libre , o sea, a decir lo que se pase por la cabeza, previa abstención de toda representación-meta consciente. […] debía comprometerse a comunicar efectivamente todo lo que se ofreciese a su percepción de sí y a no ceder a las objeciones críticas…” (1925b, p. 40 [38]; énfasis añadido). Si bien en trabajos anteriores se atribuía la naturaleza “no libre” de la “asociación libre” al carácter determinante de los fenómenos psíquicos (1923a, p. 238), Freud (1935) insiste cada vez más en la influencia de la propia situación analítica, lo que puede interpretarse como una forma de subrayar la importancia de la transferencia. “Pero debe repararse en que la asociación libre no es efectivamente tal. El paciente permanece bajo el influjo de la situación analítica aunque no dirija su actividad de pensamiento a un tema determinado.” (1925b, p. 40 [38]). En el mismo texto, añade que, además de ahorrar horas de trabajo, el método de la asociación libre tiene otras ventajas sobre los anteriores métodos. Hay menos coerción, no se pierde el contacto con el ahora objetivo y no se injertan expectativas de parte del analista. Por lo tanto, “En lo esencial se deja librado al paciente determinar la marcha del análisis y el ordenamiento del material…” (1925b, p. 41). Además, Freud (1937), centrándose en la noción de realidad psíquica, exploró la importancia de un flujo de asociaciones libres cargadas afectivamente, no solo para la formulación de interpretaciones, sino también como respuesta a complejas reconstrucciones y/o construcciones analíticas. En “Esquema del psicoanálisis”, Freud (1938/40) describió la regla fundamental como uno de los elementos estructurantes de la situación psicoanalítica en
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