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suavizadas sin perder del todo de vista el propósito educativo colateral.” (1932, p. 13 [15]). La técnica activa propuesta por Ferenczi no constituye una técnica en sí misma, ni se trata de otra técnica que venga a reemplazar la técnica clásica freudiana. Es un recurso “auxiliar” o un “complemento” de la técnica clásica: aún más cuando, a través de esta última, no es posible establecer un contacto ni una cercanía necesaria para la relación analítica, especialmente con los pacientes más complejos y traumatizados con los que Ferenczi trabajaba. En uno de sus primeros escritos reflexionó: “…mi propósito era y sigue siendo el situar a los pacientes en un estado en el que puedan seguir la regla de la libre asociación con ayuda de determinados artificios y llegar de este modo a provocar o a acelerar la investigación del material psíquico inconsciente. Por lo demás, estos artificios no son necesarios más que en casos excepcionales. La mayoría de los enfermos pueden desarrollar una cura sin ‘actividad particular’ por parte del médico o del paciente, y cuando sea preciso mostrarse más activos –la intervención debe limitarse a lo estrictamente necesario. En cuanto se supera el estancamiento del análisis, que es la justificación y razón de ser de la modificación en cuestión, el especialista retornará lo más rápidamente posible a la actitud de receptividad pasiva que crea para el inconsciente del médico las condiciones más favorables para una colaboración efectiva.” (1921, p. 1). Aunque Ferenczi señala que no existe ningún tipo de neurosis al que eventualmente no deba aplicarse la técnica activa (1921, p. 2), también advierte que no debe utilizarse hasta que se hayan agotado previamente todos los recursos que ofrece la técnica clásica. “De momento no puedo dar más que una formulación negativa diciendo que no puede recurrirse a la actividad si no se está en posición de afirmar con alguna certeza que todos los medios existentes de la técnica no activa, o sea, más pasiva, ya han sido empleados…” (1926, p. 2). En este contexto, es importante reconocer que la propia modificación de la técnica, por parte de Freud, en beneficio de una mayor actividad del analista – especialmente con pacientes fóbicos y obsesivos–, precedió tanto a Ferenczi como a Rank. Freud escribió sobre la necesidad de alentar activamente a los pacientes fóbicos a enfrentar sus miedos (Freud 1910b, 1919) y sobre el establecimiento de una fecha de finalización del tratamiento con aquellos que consideraba obsesivos, siendo el primer ejemplo la fecha de término establecida para el Hombre de los Lobos, para julio de 1914 (Freud 1918).
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