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entre los deseos instintivos de vida y muerte crea objetos internos conflictivos ideales y persecutorios, es decir, objetos con los que el yo debe formar una relación. Para Klein, el análisis de las relaciones del yo con los objetos internos (el superyó) se halla en el centro de su teoría psicoanalítica, ya que se formula en torno a la premisa del conflicto inevitable. De esta premisa surge toda su teoría. El primer conflicto es innato: son los instintos de vida y muerte y sus manifestaciones emocionales de amor y odio que, en el círculo de proyección al mundo externo y, más tarde, de introyección al mundo interno, crean lo que Freud llamó ambivalencia emocional. Los deseos de vida y muerte crean las emociones de amor y odio que, a su vez, crean objetos buenos y malos, ideales y persecutorios, que a menudo entran en conflicto con el objeto externo real. Entonces, tenemos un conflicto de instintos, un conflicto de emociones y un conflicto de objetos internos que, a su vez, causan un conflicto dentro del yo, así como en relación con el objeto externo, el cual podría entenderse como un conflicto entre la fantasía y la realidad. A partir de estos conflictos inherentes, Klein más tarde presentó una teoría del desarrollo entre dos posiciones mentales diferentes. La forma más directa de entender estas dos posiciones mentales es considerar que están conceptualizadas en torno a un problema singular y único de la vida psíquica: el amor. La teoría de Klein es esencialmente una teoría del amor y cómo el amor sobrevive en una psique que también genera odio. Lo anterior conforma el conflicto más importante del desarrollo mental. Este posicionamiento puede entenderse si se tiene en cuenta lo que muchos pensadores kleinianos consideran el concepto clave (e implícito) del pensamiento de Klein: que el odio es más fácil que el amor. Piensen en un edificio. Puede llevar años construir una estructura, pero sólo un minuto derribarla. La construcción es compleja; la destrucción es simple. Amar un objeto que frustra implica un desarrollo complicado; odiar un objeto que frustra no implica ningún desarrollo. A partir de esta realización, la teoría de Klein reconoce que en la psique poco desarrollada, mientras que el amor existe desde el principio, el odio, cuando surge, domina al amor. Por el contrario, cuando la mente se desarrolla más allá de este estado instintivo, el amor puede dominar al odio. Klein denomina a estas configuraciones mentales-emocionales las posiciones esquizoparanoide y depresiva, respectivamente, y las coloca en una relación de desarrollo: primero se produce la esquizoparanoide, y más tarde evoluciona la depresiva. El elemento definitorio para discriminar estas dos posiciones radica en cómo se conceptualizan e interactúan con los propios objetos. En la posición paranoide, uno se preocupa principalmente por su propia supervivencia y los objetos pueden ayudar o amenazar la propia supervivencia. Por esta razón, Klein se refiere a la posición paranoide como la posición narcisista. En la posición depresiva, la preocupación por la supervivencia del objeto se convierte en algo más importante, o de la misma importancia, para la supervivencia del yo porque se entiende que uno no puede sobrevivir sin una relación con otra persona. El término utilizado para cada posición refleja la naturaleza de las defensas implicadas. La identificación proyectiva también es un mecanismo organizador, ya que
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