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Muchos de los desarrollos que siguieron estuvieron entrelazados entre regiones. Sin embargo, en cada región, aun haciendo referencia a los mismos teóricos, a menudo se destacaron y desarrollaron distintos elementos de sus aportes. Por esta razón, en ocasiones se repiten los mismos autores en diferentes regiones, en función de los aspectos específicos de su contribución, y según su relevancia en el desarrollo del concepto en esa región determinada.
III. ELABORACIONES POSTERIORES DEL CONCEPTO EN AMÉRICA DEL NORTE
Mientras que en 1926 ya estaba claro que el conflicto tenía dos dimensiones – por un lado, el contenido reprimido y, por otro, los procesos defensivos–, Freud se centró más en el contenido reprimido. Anna Freud (1936) elevó los procesos defensivos a un estatus equivalente en la génesis del conflicto. Heinz Hartmann (1939/1958), Ernst Kris (1955), David Rapaport (1951, 1958) y Erik Erikson (1950) elaboraron entonces las funciones más amplias del yo. Su trabajo condujo a lo que se conoce como psicología del Yo. Hartmann (1950) también introdujo el concepto de “conflicto intersistémico” dentro del yo. Sus escritos reflejan la idea de un equilibrio entre todas las fuerzas que emanan e inciden sobre la mente humana. De este modo, la postura del analista, mediante la alianza con el yo del paciente, debía mantenerse equidistante entre las tres agencias psíquicas y el mundo externo. (Ver entrada CONFLICTO). Para muchos de los psicólogos del yo norteamericanos que escribían durante las décadas de 1940 y 1950, lo inconsciente emerge a través de una matriz indiferenciada que contiene el potencial para el desarrollo futuro del yo y sus funciones. Algunas de estas funciones no se ven perjudicadas por los efectos del conflicto; a estas Hartmann (Hartmann 1939/1958; Hartmann, Kris y Loewenstein 1946) las llamó funciones autónomas primarias, mientras que otras se vuelven autónomas secundarias solo después de la resolución de los conflictos. En este proceso, todos los aspectos están mediados por las relaciones, ya que las identificaciones refuerzan las principales funciones yoicas. La teoría estructural posfreudiana fue incorporando gradualmente consideraciones genéticas, evolutivas y adaptativas (Rapaport y Gill 1959; Freud, A. 1965) a las teorías dinámicas, estructurales y económicas existentes de la metapsicología freudiana. (Ver entrada EL INCONSCIENTE). Un cambio importante en la comprensión de las asociaciones libres del paciente fue fruto de la aplicación de la teoría estructural de Freud a la técnica psicoanalítica. Para ejemplificar este enfoque, Rudolph Loewenstein (1963) escribe: “…para el análisis es tan importante que el paciente diga lo que se le ocurre como observar
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