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El ensayo seminal de Pontalis, “Naissance et reconnaissance du soi” [“Nacimiento y reconocimiento del sí”, en su traducción española], constituye un capítulo fundamental de su libro, “Entre le rêve et la douleur” [“Entre el sueño y el dolor”] (Pontalis 1977/1983). Este capítulo se considera uno de sus primeros textos en francés sobre las “personalidades como si” de Helene Deutsch (1942) y el “sí mismo verdadero” y “falso” de Winnicott, poniendo en perspectiva la psicología del Yo y del Sí mismo. Pontalis (1977/1983) examina a fondo la génesis del concepto del sí mismo y sus implicaciones con respecto a la teoría freudiana. Critica la unidad ilusoria del concepto del sí mismo, en la que ve el riesgo de evitar la irreductibilidad del conflicto, la alteridad del inconsciente, la incompatibilidad de las representaciones, las múltiples transformaciones de las pulsiones y la multiplicidad de las identificaciones. Por lo tanto, enfatiza que la unidad del sí mismo podría contradecir la compleja articulación de la realidad psíquica, sobre la base de la teoría estructural/ segunda topografía de Freud, la formación y diferenciación de las agencias psíquicas y su conflicto irreducible, en beneficio de un modelo de crecimiento unitario, muy cercano al modelo orgánico. A pesar de esto, Pontalis aporta algunos ejemplos relacionados con la investigación clínica que hacen que sea útil la introducción del concepto del sí mismo. El primero hace referencia a una comparación entre dos tipos de pacientes presentados por Helene Deutsch y Edith Jacobson, para cuya descripción ambas autoras han utilizado la noción del sí mismo. La descripción de las personalidades “como si” de Helene Deutsch (1942) se refiere a pacientes cuya realidad interior se caracteriza por la ausencia del sí mismo. Esta ausencia puede representarse con un sobre vacío, cuyos límites externos se encuentran investidos para evitar los objetos, las representaciones y los afectos. Edith Jacobson describe la personalidad del psicótico, que, por el contrario, sufre una fragmentación de su propio sí mismo dentro de una realidad psíquica interior “demasiado llena”, cuyos límites se encuentran constantemente amenazados por la irrupción de la realidad externa. Además, aunque no está de acuerdo con la distinción entre el Yo y el sí mismo de Hartmann, que desafiaría la contradicción intrínseca del “Ich” freudiano, Pontalis reconoce el mérito de Hartmann, y también de Kohut, de haber incluido en el campo de la investigación psicoanalítica los trastornos del espectro narcisista mediante una elaboración de sus respectivas teorías del sí mismo. A partir de esta aparente contradicción entre el marco teórico y las experiencias que surge en la profundidad del trabajo clínico, Pontalis sugiere que la noción del sí mismo puede ayudar a resaltar el componente subjetivo del paciente y el analista en el trabajo analítico. Finalmente, Pontalis propone un examen cuidadoso de algunos puntos centrales de las ideas de Winnicott (el espacio transicional, la creación del objeto transicional, la distinción en el sí mismo verdadero y el sí mismo falso). Este examen lo lleva a proponer su propia conceptualización del sí mismo: “Para que sea posible una conciencia y una experiencia del sí mismo, existe la necesidad de que se constituya un yo, aunque sea rudimentario. El yo es el representante del organismo como una forma, frágil en su vulnerabilidad y
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