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del conflicto, lo que se tiene en cuenta para explicar las psicopatologías graves es un déficit relacionado con las primeras etapas indiferenciadas del desarrollo. Los desarrollos de la psicología del sí mismo y de la post-psicología del sí mismo (Kohut, 1977; Ornstein & Ornstein, 2005), así como las escuelas relacionales e intersubjetivas (Harris, 2005), cuestionan la centralidad del conflicto intrapsíquico inconsciente. Por el contrario, atribuyen psicopatologías severas al déficit psíquico , ampliando con ello los orígenes de la psicopatología a las etapas del desarrollo en que todavía no se ha establecido la diferenciación entre la autorrepresentación y la representación del objeto. Por lo tanto, la diferenciación de las tres estructuras psíquicas en las que se desarrolla el conflicto (el ello, el yo y el superyó) también se vuelve defectuosa. Según este enfoque, las necesidades que entran en juego en el proceso patológico se refieren principalmente a las fallas del desarrollo: el sufrimiento traumático, las pérdidas y, en general, la ausencia de un objeto emocionalmente sensible que deterioran el desarrollo de la estructura del yo. Este resultado va mucho más allá de los impedimentos derivados de las pulsiones libidinales y agresivas. A diferencia de la patología basada en el conflicto que se desarrolla entre sistemas (inter-sistémico), la patología basada en el déficit se refiere a las fallas en la estructura del sí mismo (intra-sistémico). Las preocupaciones sobre las fallas del desarrollo y la psicopatología del déficit son ampliamente compartidas entre las escuelas psicoanalíticas contemporáneas post-freudianas y post-kleinianas. Incluso sin abandonar del todo el conflicto, estas preocupaciones han desafiado su monopolio en la teoría tradicional. El conflicto ya no se considera tan importante como lo era en el pasado. Lo que más influyó en la disminución de su importancia fue poner más atención sobre el papel desempeñado por el objeto real en la construcción de la estructura psíquica dañada por una relación traumática que acaba provocando déficits funcionales. Una gran cantidad de datos de estudios sobre el trauma infantil respaldan este enfoque. La mayoría de las escuelas psicoanalíticas contemporáneas no abandonan por completo el concepto del conflicto, pero lo marginalizan a favor del concepto del déficit, cosa que amplía el alcance de la comprensión psicopatológica y, en consecuencia, de la técnica clínica. Al ampliar el campo de la comprensión psicopatológica, es decir, al concebir el sufrimiento psíquico no sólo como una consecuencia del conflicto, sino también como algo que se organiza en torno a una auto-estructura dañada, se amplía el enfoque psicoanalítico clásico: mientras que éste se basaba en el reconocimiento del conflicto, con su debida interpretación y elaboración, las estrategias analíticas inspiradas en los problemas del déficit no pretenden buscar y revelar significados reprimidos, ni vencer la resistencia, sino ayudar al yo a establecer significados y sentir que algo tiene la cualidad de ser (Killingmo, 1989). En las distintas perspectivas interpersonales, intersubjetivas y relacionales de las últimas tres décadas, se ha prestado mucha atención a la presencia y función de los
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