Volver a la tabla de contenido
dañados de su historia que ahora forman parte de un mundo interno agonizante o dañado; es decir, de sanar el objeto (de fantasía interna) para que el paciente pueda cambiar. Este es el vínculo conflictivo imposible, en el que se desarrollan muchos tratamientos. Desde la perspectiva relacional sobre el poder de la contratransferencia y la subjetividad del analista, uno también puede entender la concepción de Rey como el trabajo inconsciente del analista. Al abordar la cuestión de la resistencia ansiosa al cambio y la determinación, teñida de conflicto, de arruinar el proceso de crecimiento, uno debe hacerse las mismas preguntas sobre la presencia de tales temores y conflictos en la contratransferencia del analista. Los analistas relacionales han puesto un gran énfasis en la instrumentalidad de la contratransferencia y las poderosas formas en que el proceso del analista interrumpe y/o facilita el cambio psíquico en el paciente. Si se examinan los artículos relacionales con la vista puesta en la función del conflicto, se puede observar que otras terminologías y preocupaciones conceptuales llenan los espacios teóricos donde puede surgir el conflicto. Dimen (2003) y Hoffman (1998), por ejemplo, prefieren el término “ dialéctica ”. Ambos están interesados en las tensiones productivas que aparecen bajo ciertas condiciones de contradicción, principalmente entre el analista y el analizando, pero también de forma interna en cualquiera de los miembros de la díada. Es importante destacar que la contradicción no es simplemente un desacuerdo o una diferencia; más bien consiste en la activación y desarrollo (o viceversa), a través de varias interacciones, del conflicto intrapsíquico. Para Hoffman (1998), los conflictos no provienen esencialmente del sexo o la agresión, sino de una relación conflictiva profunda con la mortalidad. Sin embargo, según otra analogía, el conflicto interno del analista entre “seguir las reglas” y trabajar de forma espontánea, se compara con el conflicto experimentado por el infante entre el rival edípico y el objeto amado. Esta analogía sugiere hasta qué punto los analistas están en deuda con una visión del conflicto centrada en el sexo y la agresión, aunque estos conflictos surjan en estados cambiantes del afecto (Spezzano, 1998), en un espacio intersubjetivo (Benjamin, 1995, 1998) o en constelaciones relacionales (Davies, 1998, 2001). Benjamin (1998) defiende una atención fluida y cambiante sobre lo intrapsíquico e interpersonal, en que la motivación exista tanto a nivel interpersonal como al servicio de la relación y las necesidades narcisistas. En este caso, si hay una teoría dual ésta es relacional objetal / relacional. La preferencia por un término como la dialéctica es más que retórica. Para Hoffman y Dimen, la dialéctica captura los aspectos dialógicos, activos e interactivos del carácter proteico de la experiencia conflictiva. La dialéctica ofrece el sentido de un diálogo entre alternativas , un registro de voces múltiples, ya sean corales, armónicas, atonales o del tipo de llamada y respuesta. Para Dimen, la forma y la función de la vida conflictiva en el ámbito de la sexualidad atestiguan la fecundidad, la sorpresa, el exceso y los problemas irreductibles.
46
Made with FlippingBook - Online magazine maker