Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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elaborar el carácter dual del “Ich” (“I”/“Ego”) (Jacobson 1964, Mahler 1979, Kernberg 1982). El autor latinoamericano Leon Grinberg se encuentra al otro lado de esta controversia. Grinberg reconoce los méritos de Hartmann por sentar las bases para abordar los problemas del “Ich” freudiano y por “hacer la distinción entre el ‘yo’ como un sistema psíquico y el ‘sí mismo’ como un concepto que hace referencia a ‘uno mismo’” (Grinberg et al. 1966, p. 239). También menciona un antecedente importante: Paul Federn (1928), quien estudió el yo como sujeto de las funciones yoicas y como objeto de las experiencias internas. Según Grinberg, la contribución de Hartmann hace posible que se articule el concepto de autorrepresentación de Edith Jacobson, un elemento importante de su propio sistema teórico. Diferencias y similitudes conceptuales entre las distintas traducciones: “Ich”, “I”, “Ego”, “Le Moi”, “Yo” y “Eu” Si bien la traducción francesa de la obra de Freud, Oeuvres complètes de Freud / Psychanalyse (OCF/P) (Laplanche et al. 1989-2015), conserva la ambigüedad del “Ich/I”, traduce “Ich” principalmente como “le moi”, como una forma del “I” mejorada y subjetiva, es decir, más como un “self” (sí mismo) que como el “ego” defensivo y orientado a la realidad de la psicología del yo. Esto provoca que no se dedique tanto espacio (por falta de necesidad) a desarrollar las defensas, siendo la única excepción la defensa de Lacan (1966) vinculada a la psicosis de la forclusión. Teóricamente, “le moi” se define tanto por su “alienación” identificadora en el deseo del Otro, como por su capacidad de adaptación. Para los analistas franceses, todo lo que es “ego” se entiende como salido del inconsciente. No existe la idea de una esfera libre de conflictos. Clínicamente, la propuesta de la psicología del yo de mantener una postura analítica equidistante entre las tres agencias psíquicas y el mundo externo (A. Freud 1936/1946) se interpretó como una manera de “mantener una distancia constante del paciente” (Tessier 2004, 2005), lo que sería incompatible con la propuesta de los autores franceses (Bouvet, Green, McDougall y Roussillon), que defienden una relación flexible con los pacientes y prestan especial atención a su reacción a la distancia (véanse también las entradas EL INCONSCIENTE, INTERSUBJETIVIDAD y SÍ MISMO). De hecho, ni el “ego” ni “le moi” son equiparables al “Ich” alemán. Mientras que en el psicoanálisis de habla inglesa existe una mayor necesidad de elaborar el concepto de “self”, para explicar la subjetividad ausente en el “ego”, en el psicoanálisis francés no existe una necesidad comparable, ya que “le moi” ya está “autosaturado”. Curiosamente, como pasa con “le moi” francés, existe una estrecha relación entre el “yo” español o el “eu” portugués y la subjetividad, lo que debería traducirse en una menor necesidad de utilizar el término “sí mismo” en los estudios relacionados con la subjetividad en la región de América Latina; pero la realidad es otra, existe una

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