Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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de la cual se entiende y construye cada sesión. La sesión en sí se lleva a cabo como una nueva experiencia creada a través de mecanismos inconscientes que utilizan todo el encuadre como utilería o “personajes en el campo” (Ferro, 2009; Cassorla, 2005). Otro ejemplo de este enfoque es la elaboración del “modelo del teatro” del campo analítico de Cassorla (2005, 2018): 1. Personaje; 2. Espectador; 3. Coautor; 4. Director; 5. Crítico y 6. Técnico de iluminación y sonido. Un modo atencional difuso activa una forma de pensar asociada con modos analógicos y sintéticos de cognición, un proceso cognitivo del tipo “esto es así”, globalmente receptivo a los cambios afectivos y la experiencia emergente. El pensamiento analógico es metafórico, poético y momentáneamente ignora las diferencias. Esta forma de cognición corresponde a la forma de pensamiento gobernada por el hemisferio (derecho) no dominante (Watt 1990, 2019; Schore 2011). Este es un modo de atención receptivo, especialmente para imágenes visoespaciales (pictóricas) y formas de procesamiento cargadas de afecto que también pueden surgir en las ensoñaciones del analista. Donnel B. Stern (1990) se refiere a este modo del analista como conducto, una receptividad activa a la comunicación inconsciente, en línea con la “capacidad negativa” de Bion (1967) o la concepción de la “cubeta” de Laplanche (1999), es decir, la reapertura del recinto de la situación psicoanalítica y la reapertura de la repercusión (temida) de la transferencia. Esta modalidad privilegia la elaboración del campo para facilitar los procesos de crecimiento emergentes. Estos pueden o no implicar la expresión verbal de estos procesos. Pueden surgir procesos identificatorios proyectivos que definan los roles funcionales de cada miembro de la díada; sin embargo, ambos son vistos como parte de un único proceso dinámico que abarca todo el contexto (Baranger y Baranger, 2008). Estos procesos son vistos como propiedades emergentes de la fantasía interna conjunta de la pareja o campo onírico. Esta es una visión expansiva y dirige los esfuerzos hacia el crecimiento y los elementos creativos. La receptividad sostenida ante los procesos emergentes se utiliza de forma más o menos continua para generar y elaborar la fantasía inconsciente como resultado primario y deseado del intercambio analítico. Cuando el analista se compromete principalmente a usar esta modalidad de escucha, lo que busca es abordar las preocupaciones del analizado elaborándolas más profundamente, conteniendo y simbolizando así estados hasta entonces no representados o “no soñados”. Se privilegia la búsqueda de imágenes oníricas, con el fin de transformar la angustia del analizado y los significados que se derivan de ella. Debido a que el privilegio de este modo atencional favorece la generación de imágenes inconscientes en un contexto onírico, a veces se argumenta que los analistas que utilizan principalmente este enfoque descuidan o incluso desestiman el relato histórico del analizado (y su creación de mitos concomitante, es decir, la hermenéutica personal). Por ejemplo, un paciente puede relatar un sueño. A un teórico del campo le puede interesar ampliar las asociaciones del paciente, elaborando el campo onírico

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