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al pensamiento y a su crecimiento. Es decir, una relación que podría conducir a la mutua destrucción. Al poner en práctica el concepto de contención en sistemas sociales, Bion describió el conflicto que puede tener un grupo (u orden social establecido) con el místico que, según él, es el individuo que trae una idea nueva y potencialmente desestabilizadora al grupo. El individuo que representa esta nueva idea debe ser contenido dentro del grupo, aunque esto puede llevar a la destrucción de la nueva idea debido a la presión que recibe del grupo. Con –K aparecen la envidia y el miedo, que colaboran para frenar los pensamientos y la creatividad del modelo bioniano, esenciales para el desarrollo de la vida mental. La fórmula –(♀, ♂) (menos continente-contenido) conduce a una moralidad creciente y a la aparición de un “súper-superyó que defiende la superioridad moral de perderse y desaprender y la ventaja de encontrar defectos a todo” (Sandler, 2009, pp. 262-263). Es interesante observar que en su ensayo de 1970, “Atención e interpretación”, Bion se refiere al continente-contenido modificado, que inicialmente había presentado como cambio catastrófico, como algo que podría expandir ambos elementos. En un primer momento, después de publicar “Atención e interpretación: una aproximación científica al insight en psicoanálisis y grupos” (1970), en que Bion resume y desarrolla su sistema teórico, su modelo de la “contención” parecía modesto. Sin embargo, progresivamente se convirtió en un concepto organizativo muy importante para el psicoanálisis. Permitió a analistas y terapeutas “de ambos lados de la isla” hablar acerca de la comunicación afectiva y pre-léxica materno-filial en un mismo idioma. Bion parecía haber abierto una nueva grieta en el vértice de la topografía mental con su “continente/contenido” y con su reorganización de las funciones L (amor), H (odio) y K (conocimiento), que debían ser utilizadas e interactuar en la relación continente/contenido. Con este fin, Bion limita la naturaleza de la interacción que se produce dentro del yo y entre el yo y el objeto, a una operación de introyección y proyección (lo que acabaría llamando identificación introyectiva y proyectiva). De estas dos últimas funciones descienden todos los subsiguientes mecanismos de defensa y la tipificación de las limitaciones del modelo psicoanalista de una sola persona, que sostenía que la estructura intrapsíquica sólo estaba hecha de representaciones del sujeto. Con su modelo continente/contenido, Bion desarrolló una epistemología única para la interacción primaria entre la madre y el niño. Según este modelo, el proceso rudimentario de pensar empieza con la identificación proyectiva de “los pensamientos (emociones) del niño sin un pensador” (Bion, 1970, p. 104) dentro de su madre-como- un-continente. La capacidad de ensoñación y la función alfa de la madre transforma estas emociones en pensamientos, sentimientos, sueños y recuerdos pensables. La función alfa del bebé madura a través de esta interacción, ya que “éste comienza a
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