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que sostenía que la estructura intrapsíquica estaba hecha sólo de las representaciones del sujeto. Con el continente/contenido, Bion desarrolló una epistemología única de la comunicación básica entre madre y bebé, en la que el proceso incipiente del pensamiento empieza con la identificación proyectiva de “los pensamientos (emociones) sin un pensante” del bebé (Bion 1970, p. 104) sobre el continente-madre, cuya ensoñación y función alfa los transforma en pensamientos, sentimientos, sueños y recuerdos pensables. A través de esta comunicación, la función alfa del bebé madura, puesto que “empieza a pensar por sí mismo al proyectarse sobre su propio continente- objeto interno con su propia función alfa…” (Grotstein, 2005). Desde el punto de vista del desarrollo y clínicamente, la función continente-contenido da un giro, dialógicamente, entre los dos participantes. Según Grotstein (2005), el “equipo continente-proyectivo-madre-bebé” presenta un modelo irreductible de dos personas, del cual los modelos previos de una persona basados en la proyección, la introyección y/o la identificación proyectiva pueden convertirse en una consecuencia predeterminada debido al fracaso de la contención. En su análogo clínico, el modelo bipersonal de continente/contenido incluye la presencia y actividades del analista, aunque el foco permanezca centrado en el analizado. Una vez que la escena psicoanalítica interactiva se amplía a un paisaje tridimensional de dos personas, se empieza a explorar la perspectiva intersubjetiva (“vértice”). La contención, por tanto, puede entenderse como la proliferación de muchos, si no todos, los fenómenos de transferencia/contratransferencia, convirtiéndose en un vínculo latente (“orden oculto”) entre los dos (Grotstein, 2011b). En algunas de sus excursiones teóricas, Bion (1965, 1970, 1992) vincula su concepto de contención con las formas ideales de Platón y las cosas en sí de Kant. En esta comparación, el sujeto proyectante activa los análogos específicos de continente/contenido con su abanico de emociones –L (amor), H (odio) y K (conocimiento)– durmientes en su condición universal y preexistente, equiparables a las formas ideales o las cosas en sí mismas.
IV. LOS DESARROLLOS POSBIONIANOS
Los psicoanalistas posteriores a Bion han discutido, elaborado y desarrollado aún más varias de las dimensiones del modelo continente-contenido. A continuación, se describen algunos ejemplos de tales elaboraciones y desarrollos, que se extienden a nivel global por Europa, América del Norte y América Latina. En Inglaterra , Ronald Britton (1998) ha enfatizado que las palabras proporcionan un continente para una experiencia emocional, creando una “cerca
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