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V. Da. Cuando el paciente no puede asociar libremente Basándose principalmente en la tradición psicoanalítica francesa (Marty, de M’Uzan, Roussillon, C. Botella y S. Botella), los analistas latinoamericanos estudian a pacientes que presentan dificultades o déficits en los procesos asociativos verbales debido a traumas psíquicos tempranos. A continuación, se exponen conceptualizaciones específicas especialmente relevantes en el psicoanálisis latinoamericano. Según Pierre Marty y Michel de M’Uzan (1963), “el pensamiento operativo” es un pensamiento consciente que no tiene vínculos con una actividad fantasmática. Carece, en cambio, de capacidad metafórica y de identificaciones alternantes en las relaciones objetales. Como se observa en cuadros clínicos muy diversos, dichos pacientes relatan sus experiencias como hechos aislados, sin establecer una relación entre ellos. No existe compromiso afectivo hacia el analista: el paciente solo relata sus síntomas y espera ser curado. Al considerar el trabajo analítico con condiciones psicosomáticas, donde el proceso psíquico “no está terminado”, Marty sustituye la terminología de “psíquico”, “aparato psíquico” y “representación verbal” por “mental”, “aparato mental”, “mentalización” y “representación mental”. Las representaciones de las cosas, para este autor, evocan realidades vividas interiormente, sin diferenciación respecto de las cosas originalmente percibidas, donde no se produce una “movilización mental” ni un procesamiento mental a la luz de nuevas experiencias. La obra de René Roussillon (1999b) sobre la imagen (figura) como primera forma de representación, facilita la transición hacia la palabra para abrir un espacio de posterior desarrollo emocional. Como se indicó en la sección europea, Roussillon emplea el trabajo de figurabilidad en el análisis de niños y adultos como una expansión/extensión conceptual de la asociación libre, con el objetivo de ampliar el rango representacional, haciendo inteligible un acto y/o su imagen y haciéndolo accesible a una elaboración psíquica ulterior. De manera similar, el trabajo de César y Sara Botella (1983) con la “figurabilidad” como proceso psíquico básico –donde una acción y su imagen preceden al pensamiento y a la representación verbal– influye en el psicoanálisis latinoamericano de pacientes con déficits en los procesos simbólicos. Según estos autores, dicho trabajo puede necesitar efectuarse en el analista. Puede implicar una regresión al simbolismo visual del proceso primario, llegar a una imagen (figura) que consolide los fragmentos de las experiencias arcaicas del paciente que fueron registradas e inscritas pero no representadas ni simbolizadas (consciente e inconscientemente). El trabajo consiste en transformar la “memoria sin recuerdo”, a partir de fragmentos de los registros psicosomáticos hacia su simbolización visual en sueños y su articulación en pensamientos/palabras, generando vinculación y continuidad en la vida psíquica del paciente. Como afirman Lapacó y Laverde (2012), tales influencias se han incorporado al psicoanálisis latinoamericano y se han desarrollado más, reconociendo la
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