Las ciudades son los espacios endonde sematerializan los sistemas de creencias sociales, políticos y económicos que conforman nuestras sociedades. Son, además, el reflejo de las estructuras de poder, distribuyendo y organizando tanto el espacio como las actividades con base en lo que se considera prioritario en los intereses del colectivo y que prevalecen en las personas que gestionan el territorio. Al igual que el resto de las ciudades en el mundo, las urbes mexicanas contemporáneas son el reflejo de las relaciones de poder y de las consecuentes decisiones asociadas, donde por décadas se han priorizado las actividades económicas y productivas, desde una visiónmasculina. 1 El resultado es unmodelo de ciudad desigual, con grandes asimetrías para el acceso a oportunidades y el ejercicio de derechos humanos entre hombres y mujeres, así como para el disfrute de las ciudades. Hoy más que nunca se hace evidente que estemodelo es insostenible. Aunado a este contexto, la pandemia por la COVID-19 ha visibilizado y potenciado las desigual- dades en las ciudades, en especial en lo que se refiere a las actividades realizadas tradicionalmente por mujeres y niñas; de igual forma, las consecuencias de dichas desigualdades en niñas ymujeres pobres han sido todavíamás agudas. Para revertirlas se requerirán esfuerzos colectivos, solidarios e innovado- res, surgidos desde la empatía urbana, 2 y de herramientas conceptuales como la de ciudades cuidadoras . En primera instancia, se propone que, para transformar la realidad actual, es necesario reconocer la necesidad de cambio, así como plantear conceptos que permitan entender las causas de dicha des- igualdad, como la distribución asimétrica tanto de poder como de recursos entre hombres ymujeres, la discriminación y la división sexual del trabajo. A lo largo de la historia, hombres ymujeres han desempeñado actividades diferentes en función de su sexo; es decir, el colectivo o las comunidades, por el hecho de nacer hombres omujeres, les han asignado arbitrariamente tareas, cualidades, y expectativas específicas. El concepto de división sexual del trabajo explica que esta distribución es una construcción social y cultural que se puede cambiar o transformar, y que determina cómo los roles se han distribuido en la sociedad: las mujeres estarían a cargo de la reproducción social, como las actividades de cuidado no remuneradas, y los hombres de las tareas productivas remuneradas (Cepal, 2011). En las ciudades, la división sexual del trabajo y la valoración de las actividades productivas sobre las reproductivas o de cuidado se evidencia en la distribución del equipamiento, infraestructura y espacio público en el espacio urbano. Históricamente, no se han considerado las necesidades y experiencias particulares de las muje- res y niñas en el diseño y planeación de las ciudadesmexicanas. Por ejemplo, no se toman en cuenta las necesidades territoriales que surgen de realizar tareas diarias, con el análisis de los respectivos desplazamientos, los costos del transporte, el tiempo y las distancias a recorrer, así como las percep- ciones de (in)seguridad o la facilidad de moverse en compañía de adultos mayores, personas con alguna discapacidad, niñas o niños. Considerar la división sexual del trabajo actual implica visibilizar que, enMéxico, lasmujeres: (i) dedicanmás tiempo a las actividades de cuidado y enfrentanmás limitaciones para acceder a empleos formales, (ii) realizanmás trayectos en las ciudades, (iii) inviertenmás recursos para desplazarse. 3
► ► * La autora es maestra en Diseño de Ciudad y Cien- cias Sociales. Puede ser contactada en el correo elec- trónico: carvizu@fonatur.gob.mx ► ► ** La autora es maestra en Derechos Humanos. Puede ser contactada en el correo electrónico: maira. jurado@sedatu.gob.mx
Ciudades cuidadoras y vivienda: un camino hacia la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres
Tabla 1. Comparación del tiempo empleado en actividades no remuneradas, trabajos en el mercado laboral y trabajos remunerados entre hombres y mujeres
Hombres
Mujeres
POR CARINA ARVIZU MACHADO * Y MAIRA GABRIELA JURADO GUTIÉRREZ **
Tiempo gastado en actividades no remuneradas Tiempo dedicado a trabajos en el mercado laboral
28 %
67 %
Históricamente, no se han considerado las necesidades y experiencias particulares de las mujeres y niñas en el diseño y planeación de las ciudades. Esto se debe a que, en las urbes, la división sexual del trabajo y la valoración de las actividades productivas sobre las reproductivas o de cuidado privilegian a los hombres en la distribución del equipamiento, infraestructura y espacio público. En el presente ensayo se hace uso del concepto de ciudades cuidadoras para proponer la redistribución del espacio —desde el doméstico hasta el urbano— de forma empática, lo cual también conllevaría una redistribución del poder y del acceso a oportunidades.
69 %
31 %
Trabajos remunerados
70 %
30 %
Fuente: Inegi (2020).
94 RVI • año 4, número 1 • noviembre de 2020 • 6 páginas • ISSN 2594-0767 • Infonavit, México
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