Por lo tanto, al desarrollador inmobiliario solo le inte- resará la calidad de la vivienda hasta antes de que el usua- rio obtenga la propiedad jurídica, lo que sin una estricta regulación local de vigilancia y seguimiento se dejarán de considerar elementos de habitabilidad a efecto de tener mayor rentabilidad a menor costo. Así, este período se caracterizó por la producción de vivienda nueva por parte de la iniciativa privada. Su objetivo era cubrir el alto déficit habitacional no satis- fecho por el Estado en las décadas anteriores; mismo que aumentó por un crecimiento demográfico en las urbes, generando la expansión urbana desorbitada que se caracterizó por pequeños fraccionamientos periféri- cos de viviendas unifamiliares, lejanos, deshabitados, sin equipamiento necesario y de baja calidad constructiva. Desde los albores del siglo XXI, el desarrollo urbano en México ha motivado que el crecimiento de las ciudades en general tenga un carácter de “fragmentos múltiples” (Ramírez, 2021), articulados por el mercado y por las relaciones socioeconómicas que se concretizan en el espacio, al tiempo que se observa el asalto del mundo de las finanzas en la vida social de la ciudad contemporánea (Carmona, 2019). Tercer período (2010 a nuestros días) En esta etapa se está apostando por el desarrollo de la ciudad interior, que se caracteriza por una planeación fragmentada y desarticulada de polígonos estratégicos, cuyo principal objetivo es la refuncionalización de lugares que han perdido rentabilidad, pero que tienen el poten- cial de maximizar las ganancias a través de proyectos de regeneración urbana, la óptima localización y la dispo- nibilidad de uso de suelo servido. Se trata de un modelo basado en la promoción del mercado y del crédito habitacional para la adquisición de la casa propia (Rolnik citada por Carmona, 2019), sustentada, además, en un modelo de Estado bancari- zado, regulador y coordinador de los mecanismos para el financiamiento de la producción privada de la vivienda 3 (ASF, 2016). Con base en lo anterior se reforma el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) que, en vez de continuar como un fondo soli- dario de los trabajadores, se transforma en una instan- cia facilitadora de recursos para la consolidación de las empresas desarrolladoras de vivienda. Así, y de acuerdo
con Salinas y Pardo (2020), “se establece un éxito en el mercado inmobiliario apoyado por los Organismos Nacionales de Vivienda y justificado por las mediciones de instituciones públicas como la [sic] Coneval”. Es importante advertir que existe una amplia diver- sidad de modalidades e intensidades regionales especí- ficas. Prácticamente, la política de vivienda en México “transitó de una intervención planificada de oferta de vivienda vinculada con la provisión de servicios urbanos y suelo apto, que atendía las necesidades demográficas y de rezago, a una acción promotora y de coordinación con esquemas de financiamiento” (ASF, 2016), enfocado primordialmente en las necesidades cuantitativas de la industria inmobiliaria. Más allá de lo que pueda decirse de la evolución de la política de desarrollo urbano y vivienda en México, resulta fundamental la evaluación que los usuarios de las viviendas de interés social puedan expresar sobre su propia experiencia del habitar, pues estas personas son los actores claves para redefinir el rumbo de la política pública del ramo. Es a partir de la valoración de los actores que se deben trazar las estrategias y líneas de acción necesarias. ¿Cómo repercutió la política nacional de vivienda desde lo local? En un trabajo de investigación sobre las condiciones de habitabilidad de los fraccionamientos de interés social en la zona metropolitana de Pachuca (ZMP), en el estado de Hidalgo, se realizó una encuesta 4 entre los habitantes de estas colonias sobre la satisfacción de dos variables: ► La funcionalidad de la vivienda, que expresa la relación entre el tamaño, distribución y número de espacios suficientes para las actividades que la familia realiza de forma cotidiana. ► El nivel de conformidad con el tiempo de des- plazamiento cabeza de familia del trayecto hogar-trabajo, que expresa principalmente la localización dentro de la dinámica urbana. Cada uno de los fraccionamientos analizados se loca- liza en las zonas características de expansión urbana de 1950 a 2020 (fraccionamiento I en la zona norte y cercano al centro de la ciudad, el fraccionamiento II en el sur de la ZMP sobre el eje vial sur-norte y el fraccio- namiento III en la zona suroriente sobre la carretera Pachuca- Ciudad Sahagún). A continuación se expresan los resultados obtenidos:
49
Made with FlippingBook Digital Publishing Software