360 UDEM No.6- El k-pop es cosa seria

La heterogeneidad humana implica desigualdad, y en el marco de una sociedad libre una minoría de individuos acumula todo tipo de riqueza mientras que una mayoría queda marginada. Si esa libertad ha de mantenerse es preciso crear sistemas de compensación que permitan un equilibro social, y para hacerlo es menester una teorización moral.

más peso al rol del mercado, mientras que a Rawls privilegia el papel del Estado y muestra menos reparos en establecer límites a la liber- tad individual. Uno individualiza la justicia y el otro “justicializa” al individuo. El problema con el que los dos se topan, sin embargo, es la traducción de sus disquisiciones teóricas en normas o políticas públicas prácticas. Con todo, la plataforma rawlsiana es más aplicable que la dworkiniana. Yo formulo la solución de esta manera: construir una casa común, con un piso de bienestar que evite la caída de los débiles, un techo de legali- dad que impida la fuga de los poderosos y cuatro paredes de cohesión social que per- mitan a todos convivir en la mayor armonía posible, y esa construcción se facilita con los planos proporcionados por John Rawls. Un Estado benefactor, tradicional o moder- nizado, es perfectamente compatible con sus ideas. Y es que, además de la igualdad de oportunidades, el piso es justamente la red protectora que da un mínimo de bienes- tar para todos. La universalidad de la salud y la educación gratuitas es el mejor cami- no al cabal ejercicio de las libertades para todos, y no sería posible sin un andamiaje fiscal que asegure la redistribución del in- greso. En ese sentido no hay nada nuevo bajo el sol, y lo que proporciona la famosa Theory of Justice es una legitimación ética de lo que, siguiendo a Eduard Bernstein y a

su intuición e instinto político, ha hecho la socialdemocracia. El igualitarismo liberal conforma, como todas las propuestas eclécticas, un entra- mado teóricamente imperfecto. Al negarse a ser parte de uno de los dos “monopolios de coherencia” que representan el liberalismo y el marxismo —Roger Bartra dixit — y pre- tender en cambio sincretizarlos, se enfren- ta a contradicciones ineluctables. Siempre será más fácil rechazar cualquier cortapisa al mercado o preconizar la abolición de la propiedad privada de los medios de produc- ción que buscar el justo medio. Los cues- tionamientos a la garantía de un arranque parejo y la ayuda a los que tropiezan se salvarían si no se necesitaran tantas reglas y jueces, o si de plano no hubiera carrera. Pero a quienes nos parecen tan inacepta- bles las atrocidades cometidas contra las libertades individuales por socialismo real como el crimen contra la justicia social per- petrado por el neoliberalismo y su aberrante fin de la historia, la rendición frente a uno u otro se nos presenta como la degradación del ser humano. Por eso juzgo tan peligrosa la entronización de una democracia hemi- pléjica, con su costado izquierdo paralizado. Y por eso hago votos por que el establish- ment neoliberal supere su miopía y deje de bloquear las manifestaciones heterodoxas del centro-izquierda democrático.

Agustín Basave

Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford, Inglaterra. Ha sido profesor en las universidades más importantes del país, como la Univer- sidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM-CCM), la Universidad Ibe- roamericana y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Autor de varios libros como México mestizo (2002), El nacionalismo (2006) y La cuarta socialdemocracia (2015); recientemente fungió como diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (2015-2018) y como presidente del mismo partido de 2015 a 2016.

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