El impacto digital en la financiación de la Seguridad Social

El impacto de la transformación digital en la financiación de la Seguridad Social

En primer lugar, son numerosos los programas de formación existentes para personas desempleadas, así como aquellos en alternancia con el empleo (progra- mas públicos mixtos de empleo y formación aprobados por las Administraciones Públicas y la formación dual a través de los contratos para la formación y el apren- dizaje). Habría que plantear si realmente están sirviendo todos ellos para formar a desempleados que tienen que incorporarse a un mercado laboral en constante evo- lución. Si hay vacantes en las empresas por falta de personal adaptado a los nuevos puestos de trabajo con competencias digitales, ello puede significar que hayan de plantearse hay que plantearse en la formación profesional para desempleados. En segundo lugar, y no por ello menos importante, es necesario mejorar y fomentar la formación continua, es decir, aquella necesaria para el mantenimiento del em- pleo. Uno de los programas establecidos por el sistema de formación profesional para el empleo es la formación programada por las empresas o llamada también formación bonificada, que está pensada para ayudar con un sistema de cofinancia- ción a las empresas a formar a sus trabajadores durante la relación laboral. Pues bien, sólo el 21.2 % de las empresas que pueden beneficiarse de tal formación la han utilizado 49 . Es un dato significativo que nos hace plantearnos el modelo vigente y detectar los problemas de su escasa utilización, así como explorar nuevas prácti- cas y nuevos modelos que funcionen. Es ya una realidad la obsolescencia de las habilidades que necesitan los trabaja- dores en su puesto de trabajo. A ello se le suma un dato muy importante que hay que tener en cuenta a la hora de repensar la formación continua: cada vez es más alto el porcentaje de personas adultas, dado el envejecimiento de la población. Las personas adultas necesitan un aprendizaje permanente para poder actualizar sus competencias y poder permanecer en su puesto de trabajo. Por ello es esencial que las políticas públicas de empleo, y concretamente de formación profesional para el empleo, tengan muy en cuenta al colectivo de trabajadores y desempleados de edad madura. Por último, la norma citada contempla la formación (y financiación) por sectores productivos específicos. Hay que potenciar además el uso de las nuevas tecno- logías para su impartición. Una forma que ya se está empezando a utilizar es la realización de cursos masivos abiertos en red (MOOCs), entre otros.

49. Informe Anual del año 2018 sobre la “Formación programada por las Empresas” elaborado por la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE), http://www. fundae.es recuperado el 4 de julio de 2019.

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