indicadores será necesario a fin de describir tendencias que reflejen la esencia de la economía de ciclo cerrado, tal como es la preservación del valor económico de los productos, materiales y recursos, así como las tendencias relativas a la generación de residuos. Por ello se está trabajando en el desarrollo de métodos y recopilaciones de datos que puedan utilizarse, con miras a publicar los datos en los próximos años. Por el momento, con la implantación del marco de seguimiento de la UE, se ha avanzado en un conjunto de indicadores que tratan de reflejar de manera más efectiva los avances en Economía Circular con una visión general y categorizada de los puntos de apalancamiento fundamentales para el aumento de la circularidad de la economía de la UE. En el caso de España, mientras que el análisis macroeconómico de los flujos metabólicos de la economía española se encuentra en un notable nivel de desarrollo metodológico y de medición, con estadísticas fiables e indicadores maduros y comparables con bases homogéneas (INE, Eurostat, AEMA, MITECO), hay todavía un amplio camino por recorrer para adaptarse al sistema europeo de indicadores y medir de forma pertinente los elementos principales de una Economía Circular, para que sean congruentes con las características estructurales y sectoriales del escenario nacional. El “indicador líder” empleado por la Comisión Europea para medir los avances en Economía Circular, es la productividad de los recursos, que compara el Producto Interior Bruto (PIB) con respecto al Consumo Material Interior (CMI), y que permite medir la eficiencia en el uso de recursos materiales por parte de una economía , dando una aproximación cuantitativa de la situación de la Economía Circular. A medida que aumente la productividad de los recursos, la economía será más competitiva y sostenible. Este indicador ha mostrado mejoras continuas a nivel europeo, y de forma más contundente en el caso de España, especialmente desde el año 2007 hasta la actualidad, al triplicar el promedio europeo. La mejora notable en la productividad material de la economía española observada desde el inicio de la crisis se debe a que las disminuciones relativas registradas en consumo de materiales han sido más acentuadas que la disminución registrada en el PIB. Así, en el año 2008 el PIB/CMI era de 1,3804 €/kg, mientras que en 2017 era de 2,7963 €/kg. No obstante, hay que resaltar que en el análisis de las tendencias observadas se deben considerar varios factores. Por un lado, España tiene una estructura económica con un gran peso de los servicios y una baja proporción de industria pesada, lo que implica una menor demanda de insumos materiales a nivel general. Por otro lado, la modificación en el patrón de flujos de materiales registrada por España a partir de 2008 ha sido el resultado de una situación coyuntural, motivada por la disminución del peso de las actividades más intensivas en el uso de materiales sobre el PIB (principalmente la construcción) a raíz de la crisis
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