360 UDEM No.3- El Gran Confinamiento

S eguro has escuchado (o pensado) que “el cine no es cine sin palomitas” en la fila de la dulce- ría, frase que antecede la compra de un súper combo de palomitas tamaño familiar, hot dog con toci- no y dos vasos grandes de refresco. Apenas va la mitad de la película y ya nos escabullimos rápidamente para aprovechar nuestro refill gratis de Coca-Cola. Otro escenario: es un día gris y lluvioso, hace frío y estamos en casa. Qué mejor que aprovechar el momen- to con una película boba en la tele, una cobija de tigre, un chocolatito caliente y un pan dulce para sopear. Con ese ambiente de bajas temperaturas, difícilmente (casi nunca) pensamos en un vaso de pepinos y jícamas con limón y chile. Tanto el súper combo en el cine mientras te apantallas con Tenet , como el chocolate Abuelita, concha y película en tu sala, son consumos influen- ciados por el momento o por nuestras emociones, lo contrario a alimentarnos con plena conciencia. Y son consumos aunados a costumbres y ritmos sociales, y a las tácticas del mercado que las rigen. LA BÚSQUEDA DE LA PERFECCIÓN En nuestros primeros años de vida, “conocíamos” por instinto nuestra capacidad de ingesta: teníamos hambre, buscábamos saciar nuestra necesidad (llorá- bamos para llamar la atención de que necesitábamos alimento) y comíamos. Cuando se nos quitaba el ham- bre, simplemente dejábamos de comer. Con el paso de los años, empezamos a olvidar ese instinto de inges- ta y dejamos de poner atención a nuestras necesida-

des básicas de alimentación, desatendemos lo que el cuerpo nos pide y, por lo regular, lo sobrealimentamos (como con el súper combo en el cine). En infinitas ocasiones, empezamos a comer sin tener hambre. Estamos aburridos, estresados, sufrimos depre- sión, nos achaca la ansiedad. A esto sumémosle nuestra propia concepción de perfeccionismo (muy ligada desde hace varias décadas al cuerpo); una posible baja autoes- tima y la poca o nula tolerancia a la frustración; un pa- sado con episodios desagradables; un futuro incierto, y nuestro intenso estilo de vida, lleno de estrés, con desór- denes alimenticios a la orden del día. Todo esto ocasiona que no atendamos lo que el cuerpo realmente necesita en el presente y caigamos en problemas de sobrepeso, obesidad y en salidas fáciles, como son los tratamien- tos agresivos para la pérdida de peso —que suelen ser contraproducentes, porque eventualmente se recupera el peso perdido (y hasta con algunos kilos extra), lo que conlleva a una sensación de malestar, junto con posibles efectos adversos para la salud. LAS VIRTUDES DEL MINDFUL EATING Una mejor alternativa y que se lleva muy bien con nuestro estilo de vida sin frenos es la alimentación consciente —también conocida como Mindful Eating— . Nos ayuda a estar en el presente y, además, nos enfila a tomar las decisiones que mejor se nos adapten en el momento, por lo que la pérdida de peso sería una consecuencia secundaria al reflejo de una buena salud (¡más importante!).

119

Made with FlippingBook - professional solution for displaying marketing and sales documents online