Figura 4. Porcentaje de iniciativas de ciudades enfocadas en cohesión social (por región)
20% Norteamérica
27% Europa y Medio Oriente
27% América Latina y el Caribe
23% Asia, Pacífico y Oceanía
Fuente: Red de Ciudades Resilientes (2019). Nota: Sin información para África en la fecha del estudio.
En la agenda de desarrollo, el llamado a construir esta nueva generación de acuerdos para la vida en común ha retomado el concepto de pactos sociales . La Cepal (2014) define un pacto social como un: instrumento político para poner en marcha, en un contexto democrático, las políticas y reformas institucionales que los países de América Latina y el Caribe requieren para responder a la encrucijada del desarrollo. Constituye, mediante el diálogo social, un instrumento para ampliar el horizonte de acción política y de políticas. Los pactos sociales pueden tomar una variedad de formas. Por ejemplo, los pactos fiscales entre gobierno, empresarios y trabaja- dores para fortalecer las finanzas públicas, o las llamadas agendas transversales que permiten congregar a un amplio número de movimientos y partidos para impulsar reformas legislativas en materia de derechos sociales. Más reflectivos aun del espíritu de una nueva generación de acuerdos son los grandes pactos de nación como los Acuerdos de Paz en Colombia, que establecen una serie de medidas que apuntan a reformas en múltiples dimensio- nes o, más amplio aún, el proceso constitucional en Chile. De acuerdo con Martínez Franozi y Sánchez Ancochea (2020), el énfasis de los contenidos de los pactos sociales para sociedades más igualitarias está en: ► La redistribución del poder entre los actores y las formas en que se controlan los recursos de una sociedad. ► El reconocimiento de las formas identitarias, las repre- sentaciones y las diferencias. ► En consecuencia, el abordaje multidimensional de la desigualdad, que interrelaciona y potencia la (deficita- ria) (re)distribución y (falta de) reconocimiento con arreglos asimétricos.
En el ámbito urbano decimos que los pactos sociales deben tener un enfoque territorial, de la misma manera que la agenda de resiliencia. Es decir, ambos deben reconocer las especi- ficidades del territorio, entendido de forma amplia, tomándolo como punto de partida para la confección de una nueva generación de acuerdos que emanen de sus particularidades y circunstancias. Se trata de un ejercicio de gobernanza democrática de amplio espectro, donde con- verge la multiplicidad de actores públicos, privados y sociales. Dentro de esa dinámica, los gobiernos locales tienen un papel central, debido al rol nodal que articulan diversos acto- res, niveles de gobierno, escalas territoriales, sistemas urbanos. Por lo tanto, es fundamental el fortalecimiento de ciertas capacidades dentro de este nivel de gobierno: 1. Capacidad para convocar y articular a los diversos actores del ecosistema urbano, públicos y privados, disminu- yendo las asimetrías entre ellos para propiciar el diálogo horizontal. 2. Competencias para instrumentar la ins- titucionalización de acuerdos. 3. Capacidades técnicas para procesar y avanzar en la implementación de acuerdos. 4. Compromiso con la transparencia, la rendición de cuentas y el monitoreo, que permita la evolución de los pactos sociales.
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