Meritocracia y Educación (versión ampliada)

INFORME 2023 MERITOCRACIA Y EDUCACIÓN

Desigualdad de opor- tunidades: El uso de Machine Learning como propuesta metodológi- ca En este subapartado nos adentraremos en los detalles metodológicos para estimar empírica- mente el grado de desigualdad de oportunida- des. Tal y como ocurría en la sección anterior referente a la medición de la movilidad social, el análisis se centrará en la desigualdad edu- cativa medida a través de datos PISA. La razón principal por la que nos enfocamos en la etapa obligatoria de la educación se debe tanto a su impacto sobre las condiciones económicas durante la etapa adulta, así como al hecho de que ocurre antes de la “edad de consenti- miento” a partir de la cual las personas deben ser consideradas (al menos parcialmente) responsables de sus elecciones (Roemer & Trannoy, 2016). En este sentido, consideramos que promover la igualdad de oportunidades en la educación y el aprendizaje es un objetivo deseable, tanto desde un punto de vista igua- litario como meritocrático. En lo que prosigue, adoptaremos la concepción sustantiva de la igualdad de oportunidades: esto es, el grado en que las oportunidades educativas (medidas a través de resultados PISA) dependen de las circunstancias que escapan al control de las personas. Medir la desigualdad de oportunidades es un proceso más complejo que el de analizar la desigualdad de resultados educativos o la movilidad social. Como hemos mencionado, el principio de IOp requiere de una distinción entre las circunstancias y la responsabilidad individual. Por lo tanto, un análisis empírico de la desigualdad de oportunidades debe aislar el impacto de las primeras en el rendimiento educativo. En otras palabras, lo que realmente importa no son las diferencias de resultados, sino la desigualdad generada por el impacto de las distintas circunstancias de los estu- diantes. Por lo tanto, para medir la desigual- dad de oportunidades (que denominaremos

Cohen (1989) o Roemer (2002) consideran que algunas preferencias y estilos de vida son resultado de las circunstancias vividas durante la infancia. Según esta perspectiva, la sociedad debería “igualar el campo de juego” y compen- sar el impacto de las circunstancias en facto- res como el esfuerzo y la ambición. Desde esta concepción de la igualdad de oportunidades, la política educativa debería, por tanto, destinar recursos para garantizar que todos puedan competir con la misma ambición y perseveran- cia durante la etapa adulta en la medida de lo posible (Arneson, 2015). Por sus complejidades éticas y morales, pode- mos concluir que existen profundos desacuer- dos tras la aparente popularidad de la igualdad de oportunidades como principio de justicia. Dichas discrepancias pueden ser fruto de lo difícil que resulta delimitar una frontera entre circunstancias y responsabilidad individual en la práctica y/o de diferencias éticas entre la ciudadanía. La ausencia de un acuerdo general no hace, sin embargo, inútil el estudio de la igualdad de oportunidades desde un punto de vista empírico. Al contrario, creemos que esta limitación hace fundamental un análisis prác- tico del papel que juegan las circunstancias en la desigualdad educativa para informar el debate público. Por ello, el siguiente subaparta- do se destina a explicar la metodología em- pleada en este estudio para la medición de la desigualdad de oportunidades.

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