en los momentos sin control, en los que se experimentan la curiosidad, el aburrimiento, la imitación, la manipulación o experimentación, el ensayo y error, el juego, etc. Por otro lado, la creación de una agenda propia, la planificación de la semana y el trimestre, la tolerancia a la frustración ante tareas complejas, la capacidad de establecer objetivos de aprendizaje a largo y a corto plazo y la capacidad de celebrar la consecución de esos objetivos son solo algunos de los ejemplos que los docentes destacaron por su gran utilidad durante los meses de confinamiento y que se han puesto de manifiesto al volver a las aulas. Algunas características que pueden condicionar este aprendizaje, aunque no son mecanismos como tal, son la confianza en ellos mismos, sus vínculos afectivos, las vivencias compartidas con otros, etc.
Respecto a las herramientas que consideran necesarias, han seleccionado las siguientes:
• Profesores que los acompañen en el aprendizaje.
• Estructuras de aprendizaje que estimulen el pensamiento crítico.
• El porfolio como herramienta para aprender a aprender adaptada a su edad y sus posibilidades.
• El contraste con el grupo y la autogestión: técnicas de trabajo cooperativo, agrupaciones o círculos de discusión, etc.
• El aprendizaje significativo: producto-servicio.
Las técnicas de estudio.
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La autoevaluación y la coevaluación.
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• La gestión del tiempo y la creación de rutinas.
La gestión de las emociones.
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Las herramientas de planificación.
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Tras lo recogido en los puntos anteriores, y de manera conjunta, hemos elaborado un decálogo para acompañar el desarrollo de la autorregulación del alumnado:
1. Motivar a los alumnos fomentando la curiosidad y empoderándolos para hacerles sentir protagonistas de su aprendizaje.
2. Establecer rutinas de trabajo que incluyan la planificación.
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