DE START-UP A GACELA ¿Cómo es la evolución de las start-ups hacia el crecimiento?
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4.- Hacia un modelo de innovación abierta
El fenómeno start-up ha experimentado un importante auge en España en la última década. Una nue- va generación de empresas y proyectos de empresas ha ido surgiendo a un ritmo creciente en todo el territorio, siendo capaces de desarrollar a su vez una cultura en la que el emprendedor goza de una imagen muy positiva en la sociedad, a diferencia de la que tradicionalmente rodeaba a la del empresa- rio tradicional. A su alrededor, se ha ido desarrollando todo un ecosistema emprendedor (Stam, 1995), conformado por agentes como incubadoras, aceleradoras, inversores, consultores, empresas tracto- ras, universidades, etc. Existen modelos claros en el resto del mundo (Silicon Valley, especialmente, aunque existen muchos otros, como los del Israel, Vancouver o Copenhague) que, de una manera u otra, tratan de trasladarse a la realidad de nuestro país, lo que a veces puede llegar a convertirse en un error o Silicon Silliness, como lo califica el presidente del Global Entrepreneurship Network, Jonathan Ortmans (Global Startup Ecosystem Report, 2019, p. 8). Este auge está propiciando varios fenómenos paralelos. En primer lugar, está generando una nueva actividad económica de creciente importancia, si no tanto presente, sí en cuanto a su potencial futuro, muy orientada a la innovación (disruptiva). En segundo lugar, está llamando la atención de muy diversos agentes públicos y privados, entre los que destacan el propio capital (inversores), los responsables de políticas públicas, los investigadores y académicos, consultores especializados, etc… Y, en tercer lugar, está atrayendo el interés de los individuos particulares, especialmente al talento joven a desarrollar un nuevo modelo de desarrollo profesional que no pasa por la preparación de oposiciones para desempe- ñar puestos en la administración pública ni por alcanzar un puesto asalariado estable por cuenta ajena en una empresa para toda la vida. No obstante, a pesar de este enorme interés, el impacto real y actual cuantificable de las start-ups es aún muy incierto. Su valor parece recaer más, como hemos apuntado, en su potencialidad futura que en su realidad presente. Esta potencialidad se centra tanto en una dimensión cuantitativa —se espera que las start-ups de éxito tengan un crecimiento exponencial de sus cifras de negocios y empleo— como cualitativa —se espera que las start-ups de éxito sean las empresas que lideren los cambios de modelos de negocio que las nuevas tecnologías disruptivas ya están provocando y, en buena medida, sean las empresas que lideren los sectores futuros, difíciles de predecir actualmente. Existen ya start- ups que han alcanzado este desarrollo, en el mundo y en España y estos pioneros ofrecen señales que permite imaginar escenarios futuros para los que ahora están empezando. Paralelamente, el tejido empresarial presente es el que es y el mundo de las start-ups se desenvuel- ve en un paradigma diferente al mismo (hasta cierto punto, existe implícita la idea de que las start-ups actuales están llamadas a sustituir a las empresas tradicionales en sectores maduros, a través de un proceso evolutivo natural). Entre la realidad empresarial presente y ese futuro nuevo paradigma económico existe una amplia brecha que genera una gran incertidumbre en relación a cómo se desa- rrollará el proceso de transición. Mirando el presente, no son las start-ups las que crean empleo en mayor porcentaje, sino que este pa- pel recae en otro tipo de empresas: las gacelas. Lejos de ser un concepto novedoso, su papel sigue
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