Los robots para el cuidado de mayores
En primer lugar, en el sistema de Servicios Sociales. Nuestra Constitución Española, en el artículo 50, además de garantizar la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad, señala que hay que promover su bienestar mediante un “sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas especí- ficos de salud, vivienda, cultura y ocio”. Si la robótica de servicios va a proporcionar un mayor bienestar a los mayores, significa que los poderes públicos tendrán que garantizar que la nueva tecnología llegue a todos los mayores que lo necesiten. En una sociedad de los cuidados, envejecida, la robótica se va a convertir en una prioridad para las administraciones públicas y transformarán el entorno asisten- cial de nuestros mayores. También es necesario tomar en consideración las características específicas del sector público, tanto normativas como de organización, ya que en el ámbito de los cuidados, la salud y las políticas sociales, la incorporación de robots asistenciales va a depender de cómo se regule su financiación y su implantación (por ejemplo, en residencias de mayores, centros de día, hospitales, o, general, centros de ser- vicios sociales). Son las Comunidades Autónomas las que se han encargado de idear su propio sis- tema de servicios sociales partiendo del artículo 148.1.20 CE en el que les atribuye competencia exclusiva en asistencia social, produciéndose diferencias muy impor- tantes entre Comunidades Autónomas. La introducción de la robótica puede crear además una diferencia de trato entre los mayores de diferentes Comunidades Autónomas. Sería necesaria además de una mayor dotación presupuestaria, de un nuevo diseño coordinado de los Servicios Sociales donde sería muy positivo retomar el plan Concertado de Servicios Sociales que firmaron ya hace 30 años el Estado, Comunidades Autónomas y Entidades Locales. La robotización, junto con el envejecimiento de la población y el nuevo planteamiento de familia, hace necesario un rediseño completo de lo que hoy con- sideramos que son los servicios sociales. En segundo lugar, en el Sistema de Dependencia. Aquí tenemos que ver cómo se podría introducir la robótica para el cuidado de mayores en el actual Sistema de Dependencia aunque aún los precios son muy altos, y habrá que ir concienciando a las personas mayores para evitar la reticencia frente a robots. El envejecimien- to de la población tiene como consecuencia directa el incremento de las personas con problemas en su autonomía personal. Los robots asistenciales pueden colabo- rar en el mantenimiento o recuperación de niveles de autonomía adecuados, tanto en el ámbito doméstico como en residencias de mayores, hospitales o centros de servicios sociales. Aunque la introducción no es a corto plazo, tal y como está es- tructurado el sistema de dependencia, no contaríamos con un terreno apropiado para su introducción.
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