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PORCENTAJE DE CIUDADANOS ESPAÑOLES DE 25 AÑOS QUE, COMO MÁXIMO, ALCANZAN LA ESO, POR AÑO DE NACIMIENTO

Fuente: Lacuesta et al (2020) con datos de la EPA (INE), años 1992-2020 Nota: El eje vertical corresponde al porcentaje de ciudadanos que, como máximo, alcanzaron la ESO mientras que el eje horizontal representa los años de nacimiento de las personas consideradas en la muestra.

La gráfica anterior muestra la fuerte carencia formativa de la sociedad española. En concre- to, destaca el problema del desarrollo edu- cativo de los nacidos entre finales de los 70s y mediados de los 90s, el cual divergió de la tendencia de mejora en los años anteriores al boom económico, lo que les generó una mayor vulnerabilidad ante las dos crisis posteriores. En efecto, en España existe una notable duali- dad en materia educativa ya que el porcentaje de adultos entre 25 y 34 años que no han completado el nivel superior de la escuela secundaria es del 35,3%, tres veces los nive- les observados en otros países europeos, y más alto que la media europea (UE-28 con el 17,7%) (CE, Eurydice, 2015). Es cierto que, en el otro extremo, el 43% de los adultos jóvenes españoles tienen algún tipo de educación superior, una tasa similar a la de los países más avanzados. Asimismo, en adición a los años de educación, también hay diferencias

en la calidad de la educación recibida durante esos años de escolaridad, como se desprende de los resultados del Programa de Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) de la OCDE, que evalúa las habilidades de los jóvenes de 15 años en matemáticas, comprensión de lectura y ciencias. En efecto, en 2018, España recibió el peor resultado en ciencia que haya obtenido desde que comenzaron las pruebas en 2000, una media de 483, 13 puntos por debajo del resultado obtenido en 2013, lo que la colocó en una posición comparable a Lituania, Hungría y Rusia. El resultado en matemáticas fue similar (media de 481), en ambos casos marcadamen- te por debajo de la media de la OECD (489 en ambos casos). En el caso de lectura, la OECD no publicó los resultados tras detectar un comportamiento “anómalo” en las respuestas, i.e. los estudiantes respondieron en menos de 15 segundos.

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