Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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proyectiva puede ser un aspecto esencial de un resultado verdaderamente empático cuando el receptor lo procesa con éxito. De hecho, afirman que “el logro del contacto empático de un analista con el paciente siempre comporta algún grado de identificación proyectiva por parte del paciente.” (p. 63). Estas perspectivas relacionales sobre la identificación proyectiva enfatizan los aspectos comunicativos de la identificación proyectiva y demuestran que los “ enactments ” en psicoanálisis solo pueden entenderse examinando de cerca las identificaciones proyectivas a medida que avanzan y retroceden entre el paciente y el analista. Slavin y Kriegman (1998) entienden los enactments desde el punto de vista del conflicto interpersonal y la negociación, que consideran elementales y evolutivos. Conceptualizan el campo intersubjetivo como un lugar donde la colisión de identidades de paciente y analista puede servir para crear las condiciones necesarias para una renegociación genuina de las representaciones internas del paciente. Si se entiende la identificación proyectiva como un aspecto normal e inevitable de la comunicación que es necesariamente bidireccional, y que incluye tanto elementos conscientes como inconscientes, el foco de estudio necesariamente cambia del paciente o del analista al campo que ellos constituyen. Sullivan (1953) propuso la noción de un campo bipersonal que es indivisible e incluye tanto al paciente como al analista. Empleando la teoría del campo de la psicología social, Sullivan insistió en que un individuo siempre es parte del campo social que lo rodea. Mientras que él nunca usó el concepto de identificación proyectiva per se , vio claramente el proceso analítico como un campo de dos personas en el que cada participante tiene un efecto sobre el otro. Edgar Levenson (1972, 1995, 2017) ha elaborado una teoría interpersonal radical sobre la interacción analítica. Según su propuesta, la pareja analítica es realmente indivisible, y el elemento central de un tratamiento es la interacción estructurada entre sus participantes. Señala que, en un análisis, “la pregunta fundamental para el paciente no es tanto ‘¿qué significa esto?’ sino ‘¿qué está pasando aquí?’”. Para Levenson, cualquier interacción consiste en una regresión infinita de mensajes y metamensajes, tanto conscientes como inconscientes, de modo que el “significado” en el sentido psicoanalítico convencional es escurridizo. Maurice Apprey estudió las implicaciones de las identificaciones proyectivas derivadas de la concepción de la madre de su bebé en el útero . En su trabajo con madres en situación de riesgo, Apprey (1987) sugirió que las concepciones erróneas de la madre sobre el bebé en el útero durante el tercer trimestre dieron lugar a temores de separación que, a su vez, dieron como resultado identificaciones proyectivas violentas que destruyen la capacidad de la madre para adaptarse a su concepción de sí misma como madre de pleno derecho y su concepción de su bebé como una persona separada. Para estas madres, el parto físico del bebé puede representar la pérdida de sus propias madres, dando lugar a una regresión masiva que se traduce en la depresión postparto o en una psicosis con confusión entre representaciones del sí mismo y del objeto. Estas confusiones pueden abarcar tres generaciones, ya que las madres embarazadas de alto riesgo pueden sentirse aterrorizadas: “Estoy embarazada pero no se lo puedo decir a mi

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