Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

Volver a la tabla de contenido

básica”. En consecuencia, la agresión se entiende como una reacción a la frustración, más que como un fin en sí misma; de modo que para Balint (1951, 1951/1957), el odio es siempre un fenómeno reactivo y secundario, y no una manifestación de las pulsiones primarias del individuo. De la misma forma, el narcisismo primario es redefinido como una investidura libidinal en el autoerotismo, precisamente en aquellos casos donde al niño se le ha dado “demasiado poco”. La distinción entre regresiones “benignas” y “malignas” (Balint, 1968, p. 146) puede entenderse como parte de un “modelo mixto” claramente definido. La primera se manifiesta en la relación terapéutica sobre la base de necesidades relacionales primarias; la segunda, sobre la base del placer instintivo infantil. De esta manera, Balint abordó los aspectos terapéuticos de la regresión dentro del contexto de su psicopatología revisada de las relaciones objetales (ver también las entradas REGRESIÓN y TEORÍA DE LAS RELACIONES OBJETALES). Ferenczi (y Balint) han sido considerados por muchos teóricos relacionales norteamericanos como los precursores del pensamiento y la técnica relacional. Sin embargo, en la teoría relacional contemporánea, la regresión y el aspecto pulsional de la motivación humana han sido minimizados.

III. Bc. Desarrollos ulteriores y contemporáneas en Europa

III. Bca. Integración de la teoría de las pulsiones con los conceptos relacionales Desde los años ochenta, el lugar de la pulsión entró a formar parte (especialmente en el psicoanálisis anglófono) de la discusión en torno a la motivación humana. La motivación es, evidentemente, una de las dimensiones fundamentales del psicoanálisis (ya que los analistas intentan descubrir qué hace que las personas piensen, sientan y actúen como lo hacen; qué las impulsa). En la actualidad, las relaciones objetales han pasado a ocupar un lugar central en los estudios psicoanalíticos sobre la motivación. Joseph y Anne-Marie Sandler (Sandler y Sandler, 1998) empezaron con una concepción clásica de la motivación basada en la psicología del yo, pero gradualmente fueron integrando a los objetos internos en su teoría. El factor motivacional básico es el deseo, sea o no instintivo. Los deseos son constructos psicológicos en los que el self [sí mismo] generalmente se imagina haciendo algo con un objeto. En sus interacciones con los demás, el sujeto trata de actualizar este constructo (a menudo inconsciente). Esto se logra a través de diversos intentos de influenciar al objeto. El objeto se ajusta, en mayor o menor medida, a estas presiones, en un fenómeno denominado “respuesta de rol”. Cuando se pone en escena la relación de roles esperada, el sujeto experimenta una construcción de deseos actualizada. Como en los sueños, el deseo se cumple. El deseo puede ser instintivo, pero según los Sandler, también existen otros deseos, como

625

Made with FlippingBook - Online magazine maker