Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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complejo de Edipo, la identificación proyectiva y otras. Por el contrario, la teoría de las transformaciones aborda vías en que el analista observa la situación clínica: “la teoría de las transformaciones no se puede aplicar a ninguna situación en que la observación no es esencial. La observación se debe hacer y registrar en forma que sea adecuada para trabajar, pero perjudicial para fabricaciones caprichosas e indisciplinadas” (Bion 1970, VI, p. 161). También escribe: “Para mi propósito es conveniente considerar el psicoanálisis como perteneciendo al grupo de las transformaciones” (Bion 1965, V, p. 129). Desde este vértice, el analista espera observar el desarrollo de las experiencias emocionales y la realidad psíquica de los pacientes y de sí mismo, especialmente dentro de las relaciones clínicas inmediatas. Escribe: “La teoría de las transformaciones tiene la voluntad de iluminar una cadena de fenómenos en que la comprensión de un vínculo, o aspecto de éste, contribuye a entender los demás. El énfasis de esta indagación descansa en la naturaleza de la transformación en una sesión psicoanalítica” (p. 156). Bion también escribió que con el “término ‘transformación’ … me refiero a una función de la personalidad”, lo que demuestra un uso a gran escala del concepto (Bion 1965, V, p. 137). En ambos casos, esta forma de observación requiere que el analista evite usar teorías metapsicológicas preparadas, porque aplicarlas directamente a los materiales observados las distorsiona (de ahí el particular mandato metodológico de Bion de “abandonar el recuerdo y el deseo” [Bion 1967a]). No lo explicita, pero se sobreentiende que el analista intuye los productos de las transformaciones; por ejemplo, Tβ, que se encuentran en el dominio de la realidad psíquica. En el tercer párrafo del famoso artículo de Bion, “Notas sobre la memoria y el deseo”, leemos lo siguiente: “La ‘observación’ psicoanalítica no se ocupa de lo que ha ocurrido ni de lo que ocurrirá sino por lo que está sucediendo. Es más, no se ocupa de las impresiones sensoriales ni de los objetos de los sentidos. Todo psicoanalista conoce la depresión, la ansiedad, el miedo y otros aspectos de la realidad psíquica… Estos constituyen el verdadero mundo del psicoanalista. No duda de su realidad. Sin embargo, la angustia, por tomar un ejemplo, no tiene forma, olor, gusto; ser consciente de estos acompañamientos sensoriales de la experiencia emocional es un impedimento para la intuición de la realidad psíquica del psicoanalista” (Bion 1967a, VI, p. 205; énfasis de Bion). Bion añadió signos al modelo matemático específicamente para el psicoanálisis. Propuso que la “a” designa al analista y la “p” al paciente. Las transformaciones del paciente se expresan: O à Tp (α) à Tp (β), y las del analista se expresan: O à Ta (α) à Ta (β). Esta versión más detallada de la notación permite definiciones más específicas de sus términos. Por ejemplo, Tp (β), el producto de las transformaciones del presente de la situación analítica total, puede incluir hechos observables sobre el paciente como su comportamiento, habla, etc., pero por sobre de todo, puede denotar la realidad psíquica.

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