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Interpretación, éste continuó sus exploraciones sobre la naturaleza de O en psicoanálisis entre otras cosas (Bion 1970, VI).
II. Df. Transformaciones y Verdad Emocional La naturaleza de O para el psicoanálisis pertenece a la emoción y la experiencia emocional. Bion, en dos de muchos ejemplos, escribe: “En nuestro trabajo, O siempre debe ser una experiencia emocional, ya que el supuesto en psicoanálisis es que el paciente viene buscando ayuda y, por tanto, se supone que quiere hablar sobre una dificultad emocional (Bion 1963b, V, p. 106); y en “las teorías psicoanalíticas, las afirmaciones del paciente y del analista son representaciones de una experiencia emocional” (Bion 1965, V, p. 156). Para Bion, la realidad emocional y, por tanto, psíquica, era Verdad; Grotstein llamó “verdad a la invariante, y emoción su vehículo o continente” (Grotstein, 2007, p. 218). La verdad normalmente presenta conflictos mentales y existenciales abrumadores; el individuo se ve obligado a evadir o destruirla defensivamente para sobrevivir, o aceptar, soportar y sufrirla para que la mente y la personalidad puedan sobrevivir, crecer y desarrollarse. Esto recuerda el trabajo de Freud (1911), “Formulaciones sobre los dos principios del funcionamiento mental”, donde describe los principios de realidad y del placer. Cuanto más grande sea la amenaza de la realidad emocional, más probable será que el principio del placer organice defensas activas para detenerla. La teoría de Freud da forma a la versión del desarrollo mental de Bion. La conmoción emocional, la catástrofe, la aniquilación, el miedo a morir, el temor sin nombre y otros estados similares de incapacidad para tolerar la frustración (Bion 1962a, VI, p. 159) conducen la mente a destruir o escapar de esta verdad insoportable. Bion situó la función mental de oponerse a la verdad a toda costa en la columna 2 de la Grilla. Bion lo describió como el último recurso frente a la psicosis, en que la mente primitiva ataca su propia capacidad de pensar; es decir, ataca el vínculo (Bion 1959, VI, pp. 138- 152). Bion se volvió a concentrar en el complejo de Edipo para sugerir que la curiosidad del analista y del paciente por la búsqueda de la verdad demuestra una arrogancia estúpida en su creencia de que, a diferencia de Edipo, ellos serán capaces de afrontar, metabolizar y pensar lo que han descubierto (Bion 1958, VI, pp. 131-137). Cuando la observación psicoanalítica y el trabajo clínico profundizan en estas angustias, ambos participantes pueden experimentar un aumento de los sentimientos de temor y terror. En una ocasión, Bion dijo que “[e]n el consultorio de cada analista debería haber dos personas un tanto asustadas: el paciente y el psicoanalista” (Bion 1973, VII, p. 10). La capacidad de transformar la verdad emocional mediante el pensar es, por tanto, vital para la supervivencia.
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